Alrededor del 15% de las mujeres que padecen cáncer de mama tuvieron un familiar que padeció esta enfermedad y el sedentarismo es uno de sus agravantes, entre muchos otros factores que propician su aparición, coincidieron especialistas durante la plática informativa “Hablemos de ellas, historias de vida de mujeres con cáncer de mama”.
Durante la citada presentación promovida por la coordinación de Salud Pública del Sistema de Atención Integral a la Salud de la Universidad Veracruzana (SAISUV), Isabel Jiménez Samio, académica en la Facultad de Enfermería; Miriam Báez Sánchez, gineco-obstetra en el SAISUV, y Yessica Parissi Poumian, alumna de la Maestría en Salud Pública, mencionaron que en un 50% de los casos la alteración genética en uno de los padres determina la posibilidad de padecer el mal.
- Puedes leer también: Entre 9 y 10 casos de Cáncer de mama al año en Xalapa
Las mujeres con vida sedentaria tienen 71% más posibilidades de contraer este padecimiento, por lo que se sugiere el ejercicio para regular la respuesta inflamatoria y mejorar el sistema inmunológico.
Por otra parte, el tabaco y el alcohol contienen sustancias carcinógenas como etanol, nicotina y ácido cianhídrico, y la densidad en los senos determina entre una y media y dos veces más riesgo de contraer el cáncer de mama.
Además, la exposición prolongada a estrógeno y progesterona aumenta, aunque no sensiblemente, el peligro. En este caso, la elección del tratamiento médico depende de las características de la enfermedad y de cada persona. El primero, puede ser con base en cirugía, quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia y reconstrucción mamaria, mientras que los tratamientos complementarios recomendados son kinesioterapia, psicoterapia, evaluación y acompañamiento nutricional.
Las recomendaciones han sido varias e incluyeron la autoexploración, buscar ayuda médica en caso de detectar algo extraño, así como exponer al médico los factores de riesgo. Entre las sugerencias se contaron el apoyo psicológico individual, familiar y grupal, que puede ayudar a tolerar el pesimismo y la depresión; asimismo, manejar las inquietudes emocionales sobre la imagen personal, corporal, intimidad y sexo, así como cuidar la adherencia al tratamiento, entre otros factores.
En cuanto al ejercicio, se sugirió un promedio de 150 minutos de actividad intensa moderada a la semana, con 75 de actividad vigorosa, evitar la ingesta de alimentos procesados como salchichas, embutidos, grasas saturadas, azúcares refinados, sodio y carnes rojas, entre otros; e incrementar los que contribuyen a reducir riesgos como las frutas y verduras frescas de temporada, así como las carnes blancas.
A la pregunta ¿de qué nos sirve pintar la ciudad de rosa si no hay suficiencia y accesibilidad a tratamiento en los servicios de salud?, comentó: “Creemos en la necesidad imperante de que el sistema de salud nacional ofrezca servicios integrales que aborden desde lo preventivo el diagnóstico oportuno, el tratamiento y los cuidados paliativos para mejorar la calidad de vida”.