El Seminario Mayor eroga un promedio de 25 mil pesos mensuales por cada seminarista que se encuentra en formación sacerdotal en este espacio, por lo que constantemente se pide a la población colaborar con recursos.
De acuerdo al padre Daniel Alberto Cruz Sánchez, encargado diocesano de Seminaristas en Familia, la manutención de los chicos se debe a que no todas las familias cuentan con el recurso suficiente para poder cubrir sus gastos.
¿Qué necesidades buscan cubrir en el Seminario Mayor?
Refirió que de manera general se deben cubrir los gastos personales de cada seminarista, así como la cobertura de los servicios y el mantenimiento del Seminario.
“En general, las necesidades se basan en lograr el sustento de los seminaristas, como sabemos es una casa de formación y no solamente tiene que ver con los alimentos, sino con todo lo que se requiere en una casa, que son servicios públicos, ayudarlos en su estudio, cuestiones académicas, intelectuales y el mantenimiento de todo el Seminario”, dijo.
¿Cuántos seminaristas se encuentran actualmente?
Señaló que actualmente en el Seminario se encuentran 14 seminaristas en el curso introductorio, 28 en la etapa discipular y 10 en la etapa configuradora.
Sin embargo, en este espacio ubicado en la capital veracruzana viven alrededor de cien personas, incluidos los sacerdotes formadores y el personal de apoyo.
“Aproximadamente por chico son 25 mil pesos al mes, haciendo un cálculo, que implica los pagos de todos los servicios y necesidades básicas. Somos alrededor de cien personas las que vivimos en este espacio, somos diez sacerdotes del equipo formador, personal de apoyo, religiosas y todas las personas que nos apoyan”, comentó.
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Puntualizó que, además, se cuenta con el apoyo de más de 50 grupos de catequistas, ministros, movimientos de jóvenes y niños, quienes están enfocados en promover la vocación sacerdotal y en generar recursos para el sustento de este espacio.
En torno al número de jóvenes que se interesan por el sacerdocio, manifestó que sí es una necesidad imperante, ya que ha reducido el número de jóvenes que llegan al Seminario.
“Se dice que hay una crisis vocacional, pero se tiene una crisis de fe que está impactando en los muchachos y de alguna manera no están escuchando la voz de Dios, no obstante, Dios sigue llamando y dando estas semillas vocacionales”, comentó.
Destacó que la vocación sacerdotal no surge por el oído, sino por el ojo, mediante actividades de atracción para los jóvenes.
“Buscamos que nos vean, que convivan con los sacerdotes, que vean que tenemos una Iglesia viva y de alguna manera se va despertando la inquietud. No tenemos una cantidad exacta de sacerdotes que son ordenados cada año, pero son pocos, este año fuimos diez, pero el año pasado fueron menos, este año son nueve chicos los que están en la etapa de síntesis y cuatro diáconos que son los que están más cercanos a la ordenación sacerdotal, incluso dentro de algunos años no tendremos ordenaciones porque no hay chicos en la última etapa formativa”, agregó.