Si bien al escritor xalapeño Irving Ramírez, reconocido en los directorios de escritores del INBA y de la UNAM, le podía no haber sido publicado en su estado natal cuando sus novelas y poesía se han impreso en España, Ciudad de México, Coahuila y el Estado de México, eso no le quitó el sueño porque no es el único.
El año pasado la Editorial de la Universidad Veracruzana publicó su libro de aforismos Todos los recuerdos son lobos, lo que le ha representado un gusto. Antes, la Secretaría de Coahuila le editó el libro de poemas de Arenas y otros lugares.
Articulista de Diario de Xalapa durante 15 años, el escritor quien ganó el Premio de Novela Juan Rulfo con su obra Yo le canto al cuerpo gélido y que publicó en Editorial Planeta en 1997, se define asimismo como narrador o aforista, pues es en estos géneros donde mejor se siente, a pesar de que inició en la poesía. Le gusta el aforismo porque posee una fuerte carga de ironía, es un híbrido entre literatura y filosofía. “Es un género que te pone a pensar, que permite utilizar la ironía, la reflexión, muchos filósofos lo utilizan como vehículo, ahí combino mi afición por la filosofía”.
Constructor de una obra amplia y variada que va de la poesía a la novela, cuentos, y aforismos, dice que escribir una novela implica concentración, meterse en una atmosfera, investigación, lo que va nutriendo el texto. “A mí no me gusta apresurarme, tengo tres publicadas y tres inéditas.
Actualmente concluye una antinovela policiaca ubicada en el puerto de Veracruz donde el tema central es el dejavú, en la que trae nuevamente al detective Moebius que ya ha utilizado en algunos cuentos, quien es una especie de filósofo y periodista. Ésta habla de un boxeador millonario que encuentra su vocación en este deporte.
Sus tres novelas publicadas y agotadas: Yo le canto al cuerpo gélido, Mi único sueño voluntario y El espejo de los tiempos futuros forman parte de la trilogía Boleto a todos los destinos, pues son tres aventuras, tres destinos, tres tiempos, tres proyectos narrativos que funcionan autónomamente, pero que están hiladas, por lo que le gustaría mucho que fueran editadas juntas a manera de saga.
El autor y director de la Escuela de Escritores de la Sogem, quien ha plasmado escenas, pasajes, vivencias de Xalapa en sus novelas, cuentos y narraciones, tomó el nombre de Boleto a todos los destinos del letrero de una ventanilla de la central de Autobuses Unidos, cuando estaba en la calle Revolución.
“He construido una obra de toda la vida, que a lo mejor no ha sido tan popular, pero no soy el único, a mucha gente le pasa. Sigo escribiendo, para mi es imperativo, una necesidad, independientemente de publicar o no”, concluye, pero se regocija de que su libro Todos los recuerdos son lobos haya sido apoyado por Édgar Valencia y la UV.