ACAJATE, Ver., 29 de septiembre.- Zayde se ajusta el casco y se sube a la cuatrimoto, hace ronronear un poco la máquina y comienza a avanzar a una velocidad rápida, no puede ir lento porque perdería potencia y se quedaría varada.
Las poderosas llantas de su 4x4 avanzan indomables por el camino y Zayde se aferra con fuerza al volante ante el bamboleo que la hace brincar y sacudirse; no es que la cuatrimoto vaya cruzando las dunas de alguna playa o que la joven esté participando en algún rally extremo por campo traviesa. Como todos los días, desde hace cinco años, la maestra va a su escuela.
Cuando recién entré venía en camión; salía de mi casa, en Coatepec, a las 5:30, así estuve dos ciclos (escolares). El camión sólo viene lunes, miércoles y viernes; los otros días es pagar taxi si se tienen los 50 pesos, o la otra es caminar, son dos horas y media más o menos, a sol o lluvia; si llueve mucho se cierra el camino y ni el camión sube, no queda otra más que caminarle porque los niños saben que vamos a llegar y nos esperan. Estar en una escuela rural es vivir muchas aventuras Zayde Rebolledo González
La escuela primaria “Benito Juárez García” se ubica en El Encinal, una pequeña comunidad perteneciente a Acajete, ubicada en lo alto de un cerro; el camino es terracería y arenilla rojiza y fangosa; para llegar a su escuela la maestra aborda su cuatrimoto y se enfila por el camino serpenteante que sólo sabe subir y subir.
Su escuela es una de las 42 mil 105 primarias multigrado (unitarias, bidocentes y tridocentes) del país, que atienden a un millón 259 mil 312 alumnos. Esta modalidad equivale al 45.1% de todas las primarias en México, según indica el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en su reporte Panorama Educativo de México 2017.
Los preescolares multigrados son 25 mil 194, con 395 mil 375 estudiantes; secundarias de esta modalidad ascienden a 6 mil 390 con una población de un millón 238 mil 05 alumnos.
Las multigrado son aquellas escuelas atendidas por uno, dos, tres o hasta cuatro docentes; en 99.1% de los casos el maestro asume también la dirección escolar, sea comisionado o no, en ambos casos no percibe un apoyo económico adicional por esa carga extra de trabajo.
DOCENCIA EN SOLEDAD
De acuerdo con el reporte del INEE, pese a que las Escuelas Multigrado (EM) son un porcentaje alto, no se cuenta con un modelo educativo especialmente dirigido a este tipo de planteles, no existen estructuras de apoyo federales o estatales para los docentes que realizan tareas directivas, los materiales pedagógicos para trabajar son mínimos e insuficientes y además las EM se ubican en localidades pequeñas (83%) con un nivel de pobreza y marginación alto o muy alto (75.8%). En suma, el maestro carece de acompañamiento pedagógico y recursos para atender a sus grupos.
Los maestros tienen su adscripción a escuelas multigrados y rara vez reciben algún tipo de asesoría, apoyo, incluso carecen de formación inicial; la Normal Veracruzana es una excepción, es de las pocas normales del país que sí brindan alguna materia, pero en general los normalistas no están preparados para trabajar en este contexto; entonces al llegar padecen el desconcierto, sobre todo si les toca llevar la dirección y al mismo tiempo tener dos o tres grupos, a veces todos; sin ninguna orientación o apoyo se sienten con mucha incertidumbre y se hace presente esta idea de soledadCenobio Popoca Ochoa, de la Red Temática de Investigación de Educación Rural
“El primer día —cuenta la maestra Zayde— llegué muy emocionada porque sabía que ya era mi trabajo; la primera semana fue como de adaptación entre los niños y yo, pero ya después… le decía yo a mi papá ‘es que creo que no voy a poder; nunca he trabajado en una escuela multigrado, los planes y programas son para una escuela completa y no hay nada que me sugiera tienes que hacer esto… qué contenidos…’, yo me decía ‘es que creo que estoy haciendo mal mi trabajo porque los niños no responden como yo quiero’, pero poco a poco le fui agarrando el ritmo a trabajar en una escuela multigrado”.
En el país los estados con mayor índice de primarias multigrado son Chiapas, con 69.2%; Durango, 62.9%, y Zacatecas, con 59.5%. De las 9 mil 601 primarias que tiene Veracruz, 5 mil 168 de ellas son multigrado, lo que equivale al 53.8%. En casi el 100% de estas primarias no hay director, el rol es asumido por un docente.
En cuanto a número de estudiantes de primarias multigrado, los tres estados con mayor índice son Chiapas, con 198 mil 519; Veracruz, con 142 mil 445, y Oaxaca, con 83 mil 320.
Lydia Espinoza Gerónimo, jefa del posgrado en Docencia Multigrado de la Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen” e investigadora del RIER, señala que:
Es el maestro de recién ingreso el que tiene menos experiencia, el que tiene el sueldo inicial, el que se va a esos lugares apartados y que va a compartir el sueldo para trasladarse, para pensionarse en alguna casa en la comunidad y que además llega a escuelas desprovistas de algunos recursos básicos que también sufragará con su sueldo; entonces sí es una práctica educativa retadora, son desafíos fuertes los que enfrentan maestros y maestras y que pensamos que necesitan apoyos especializados; normalmente el maestro va en aras de su primer trabajo, de su primer grupo, y cuando le dicen ‘sí, aquí está y son tres grupos’, ellos piensan, ‘¡wow y ahora qué voy a hacer!’, muchos se dedican con todo su esfuerzo a trabajar, uno que otro decide desertar del servicio y otros lo primero que buscan es el cambio
RETOS DEL SISTEMA
La maestra Zayde Rebolledo está en una escuela bidocente, es decir, entre ella y otra maestra atienden a 23 pequeños; a ella le toca dar de tercero a sexto, además de la comisión directiva.
“Mi principal reto son los planes y programas, buscar material que vaya para multigrado; eso es lo que cuesta, porque hasta los libros son para escuelas completas… hay actividades que nos mandan a una liga en internet, pero aquí no llega la señal ni a computadoras llegamos y entonces uno tiene que buscar por otro lado materiales que se adecuen o que me sirvan al tema que voy a ver... Y eso ya es en mi casa, claro, algunos piensan que nuestro trabajo es de ocho a 12:30, pero no, en casa se sigue con el trabajo: buscar material, hacer la planeación y en mi caso la documentación que pide supervisión...”.
La escuela multigrado se ve entonces como una modalidad en desventaja, con carencias tanto en la docencia como en la infraestructura que afecta la calidad educativa que reciben los pequeños que son de comunidades ya de por sí marginadas. Ante ello docentes e investigadores en el país se han preguntado qué hacer y sobre todo cómo.
Se requeriría una política social, económica, cultural, es decir, es muy complejo; sería por ejemplo atender el analfabetismo de los padres o incluso aspectos culturales. Los niños de contextos urbanos, aunque no todos, tienen más acceso a museos y otros lugares, y los niños de zonas rurales difícilmente: entonces tendría que haber una política de la Secretaría de Cultura para que lleve ese tipo de experiencias periódicamente; experiencias de teatro, de pintura, de arte… porque no basta sólo mejores estrategias de español o matemáticas, sino que es el conjunto de experiencias culturales y eso solito el maestro no lo puede hacer… Tendría que ser una estrategia focalizada, pensar cómo vamos a llevar salud, arte y educación a la comunidad donde está esa escuela multigrado; pero imagínate, estamos hablando de una política de equidad social Cedonio Popoca
Pero el problema no es la escuela multigrado en sí como modelo, sino la falta de impulso que a nivel federal no se le ha dado; se requiere, señala Lydia Espinosa, tener un radiografía puntal de cuántas EM hay y en qué estado operan, porque en cifras oficiales la modalidad se diluye o invisibiliza. Incluso se considera como multigrado escuelas hasta con tres maestros, dejando fuera las tetra y penta docentes.
“A nivel internacional —continúa la investigadora— las escuelas mejor rankeadas son multigrado y se ubican en comunidades muy pequeñas de Europa hacia el norte, en Noruega, Finlandia, donde está el maestro con 10 niños; allá se ven como parte del respeto a su comunidad y la posibilidad de enriquecimiento mutuo; en México se ha visto de una manera distinta: es el maestro que, ni modo, le tocó llegar; ni modo, no tiene formación especializada… La educación reclama que estemos mejor preparados, no decir ‘ah bueno, es el medio rural, no hace falta la formación’, sí hace falta y de primer nivel; fue desde esa mirada que se lanzó la Especialidad en Educación Multigrado de la Normal Veracruzana, con miras a la excelencia; le apostamos a una preparación de calidad y no demeritamos en ningún momento la estadía de un maestro en el medio rural, consideramos que se merece tener un programa de primer nivel, con altas exigencias, porque sabemos que lo pueden lograr”.
FUTURO DEL MULTIGRADO
De acuerdo con el INEE la Escuelas Multigrado están presentes en todos los niveles de la educación básica y no proveerlas de recursos, apoyos y atención sistemática impacta en el desempeño del docente frente al aula.
Por ello, explica el investigador Cedonio Popoca, “hay que ver el asunto integral, porque una parte, sólo una parte, sí la puede tener el maestro, pero tampoco es una solución individual, es decir, si en muchas normales no los forman para trabajar en multigrado cómo responsabilizas a ese maestro que no sabe trabajar con el niño; eso no lo va a resolver él sino una política de formación docente integral, después sigue el acompañamiento: hoy estamos aquí en la Normal Veracruzana que ofrece una especialidad de un año, pero para los docentes implica tiempo, traslado e inversión, ¿y a cambio de qué?, el sistema (educativo) no ofrece algo para los que estudian una especialidad o maestría, algún beneficio económico o posibilidades de desarrollo académico... lo hacen casi por el gusto de estudiar…”.
Cuando la maestra Ingrid Susana Gutiérrez Pavón se inscribió a la Especialidad en Docencia Multigrado de la Normal Veracruzana, un programa que es único en México y América Latina, estaba en una escuela tridocente en Soledad de Doblado —municipio con más de 70 primarias de esta modalidad— y además tenía la dirección: “Llevaba ya tres años dando multigrado y aún no me sentía lista; pensaba que las escuelas multigrado no deberían existir, que todas deberían ser completas; sin embargo, con el maestro Cenobio vimos las ventajas de este tipo de escuela, todo lo que podíamos hacer y mi visión cambió por completo”.
Actualmente la docente diseña cursos para sus colegas de multigrado y coordina los Consejos Técnicos en aquella zona escolar, los contenidos son dirigidos específicamente a las inquietudes de esa modalidad. “La respuesta de los maestros ha sido muy buena; lo que hice fue aplicarles un diagnóstico para ver qué necesitaban, y de lo que yo había aprendido acá en la especialidad diseñaba las actividades y las íbamos viendo por tema, pero enfocado a multigrado”.
“La Escuela Multigrado —agregó Gutiérrez Pavón— ofrece que los niños que van más retrasados vayan adquiriendo nuevos conocimientos: el niño de primero está expuesto a contenidos de tercero, de quinto, de sexto y luego preguntas algo y ellos son los primeros en responderte; y en cambio el niño que va en cuarto y que todavía no domina lo de segundo, lo de tercero, al tener las actividades juntas va siendo un reforzamiento para él; en la convivencia los chiquitos aprenden a interactuar con los más grandes, y eso los ayuda mucho socialmente”.
La docente indicó que es cierto que hay muchas injusticias del sistema, pero “uno tiene que asumir una postura de qué vas a hacer: me quedo igual y me estoy quejando nada más o hago algo al respecto; cada maestro multigrado se tiene que hacer esa pregunta: sigo así o hago algo para mejorar”...
Son casi las 10 de la mañana en El Espinal y la neblina se hace más espesa, el aire corre frío y cuesta trabajo creer que la de allá abajo sea Xalapa y se vea soleada. Los chiquillos están en receso, se han sentado en rueda en el césped y uno de ellos parece contar una travesura porque sus ojos ríen.
La maestra Zayde los mira apoyada en el umbral de la puerta del salón mientras su compañera sirve café para ambas.
“Es muy satisfactorio ver que tus niños aprenden, me gusta mucho mi trabajo; estar con los niños significa mucho para mí porque sé que lo que yo les enseñe es algo que se les va a quedar para siempre; ser maestra es lo mejor, más rural, porque puedes decir: ‘¡lo logré, lo hice, el niño está aquí, aprendió!’… sin importar los catorrazos que se da uno en el lodo para llegar o los escalonzotes que nos ponen como maestros, todo vale la pena cuando ves a tus alumnos que están aprendiendo”.