Las prácticas eróticas y sexuales en adultos mayores han sido invisibilizadas y estigmatizadas, lo cual genera desigualdad en el acceso a información, negación, prejuicios y burlas, expresa Guadalupe Ortiz Chipol, quien expone la necesidad de abrir nuevos caminos sobre la sexualidad de este sector de la población.
La antropóloga física, especializada en vejez, salud y sociedad, menciona que la sexualidad es parte inherente del ser humano, por lo tanto no puede ni debe pensarse reducida a lo fisiológico, reproductivo o afectivo.
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“El sexo se sigue practicando aún después de la vida reproductiva y en el caso de Veracruz es necesario hablar de este tema, pues la entidad ocupa el tercer lugar nacional de población con más personas mayores de 60 años”, enfatiza.
Apunta que con demasiada facilidad se interpreta a la vejez como una etapa inútil de la vida, algo que se debe reconfigurar. Al dibujar el panorama etario actual en México, explica que hace 90 años la esperanza de vida era de solo 34 años, pero ahora es de 75.1; ante poblaciones envejecidas, urge a visibilizar sus necesidades.
Con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía explica que en el país, el Estado de México tiene un millón 919 mil 454 personas de más de 60 años; la Ciudad de México, un millón, 491 mil 619, y Veracruz, que ocupa el tercer lugar, un millón 157 mil 892.
“Envejecer es parte de la vida de prácticamente todas las especies, pero el ser humano carga con las construcciones culturales y sociales; en Occidente se puede hablar de un culto a la juventud y dicotomía entro lo viejo y lo nuevo”, evidencia.
La investigadora ahonda en los estereotipos y la vejez mercantilizada, especialmente en el caso de las mujeres, para quienes hay una gran cantidad de productos con el fin de lograr “verse más jóvenes”, algo que no sucede igual con los hombres.
Más allá de cómo se les vea, especifica que la gran mayoría de las personas son apartadas de la sociedad activa y muchas veces son desamparadas en instituciones que las infantilizan amablemente.
Si no se le da importancia a temas básicos, mucho menos se toma en cuenta su sexualidad
Anota que con demasiada facilidad se interpreta a la vejez como una etapa en crisis de todo tipo. Se le asocia con cansancio, pobre coordinación, proclive a infecciones y accidentes, no emplea su tiempo de manera productiva y, por supuesto, no tiene interés en las relaciones sexuales.
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Al hablar de factores que facilitan la sexualidad en la persona adulta mayor, nombra la despreocupación que hay por la reproducción; el cese de obligaciones hacia los hijos; el retiro hacia una vida conjunta de pareja y, lo más importante, que no hay diminución de deseo sexual y sí se sigue buscando placer, pero en lo oculto.
Apunta que el cuerpo interpreta, describe y explica la realidad en un tiempo y espacio determinados, por eso no se le debe seguir tratando de entender como en las "normalidades" interpuestas en épocas pasadas, se le debe atender tomando en cuenta la época y tiempos actuales.
Puntualiza que en el siglo XXI se puede abrir camino hacia un nuevo discurso que posibilite la sexualidad en las personas mayores. En este contexto, afirma que, tal y como lo han señalado varios estudiosos, el cuerpo puede convertirse en fuente de plenitud ya que la experiencia sexual, inevitablemente se vive en el cuerpo y se construye cotidianamente a partir de la experiencia personal. Cambiemos nuestro envejecer, indica.