Criadores de trucha arcoíris de Rancho Viejo, del municipio de Tlalnelhuayocan, han visto reducidas sus ganancias ante los constantes incrementos en los precios de los productos que se requieren tanto para su engorda como para su preparación. Y es que, aseguran que tras una difícil temporada por la pandemia de Covid-19, la clientela comienza a llegar a los restaurantes de la zona por lo que un aumento en la carta podría “espantarlos” nuevamente.
De acuerdo a Ismael Hernández Morales, encargado del restaurante y criadero de truchas “El Hayal”, los gastos de operación del negocio ha aumentado en al menos un 30 por ciento y que son ellos los que han absorbido este aumento. “Hemos tratado de que no le pegue a nuestros clientes porque si nos ha pegado a nosotros”.
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Detalla que el kilo de trucha para llevar se vende en 120 pesos, precio que se mantiene desde hace más de 4 años a pesar de que en lo que va de este 2022, el precio del bulto de alimento subió en casi 100 pesos. “Está en 500 pesos el bulto de 20 kilos cuando se compraba en 400 o 420 pesos”. Por su parte, la trucha preparada en un restaurante cuesta al cliente final entre 145 a 150 pesos dependiendo de la preparación que se elija.
Hernández Morales asegura que a pesar de la crisis, la zona sigue siendo reconocida por la calidad de trucha que ofrecen. Destaca que se trata de un pescado que tiene una gran cantidad de proteína y poca grasa, además de que el proceso en el que se cría garantiza su frescura e higiene total ya que la trucha no sobrevive en agua sucia o contaminada.
¿Cómo preparan la trucha en Rancho Viejo, Veracruz?
Ubicado en el Camino a Capulines, “El Hayal” ofrece a las y los clientes al menos una decena de preparaciones para todos los gustos, desde truchas que no pican hasta especialidades “muy picosas” y con una amplia variedad de sabores. El encargado del negocio asegura que las favoritas de los clientes son la trucha enchipotlada, al ajo, frita, en caldo, al cacahuate, salsa verde y a la mexicana. “Nosotros abrimos todo el año, los 365 días, en horario de 10 de la mañana a 6 de la tarde aunque por lo regular hay más afluencia los sábados y domingos”.
Reconoce que en sus primeros meses, la pandemia del Covid-19 pegó fuerte en las ventas aunque conforme se regresó a la normalidad la gente comenzó a salir más y por ende a acudir a este sitio.
“Hemos tenido que trabajarle mucho para ofrecer nuestros productos así que esperamos que esta quinta ola no nos afecte más”.
Hernández Morales asegura que una de las principales ventajas que tiene este y la mayoría de los restaurantes de trucha de la zona es que se encuentran al aire libre y cuentan con espacios ventilados por lo que el riesgo es mínimo. “En el municipio el semáforo epidemiológico nunca estuvo en rojo, a lo mucho que llegamos fue a amarillo. Además de que los restaurantes aquí son áreas ventiladas lo que nos permite ofrecerles esa seguridad a los clientes además de un clima envidiable para comer al aire libre”.