XALAPA, Ver., (OEM-INFORMEX).- En la Farmacia del Centro Estatal de Cancerología “Dr. Miguel Dorantes Mesa” le dijeron a su hija que el medicamento que necesita no lo tienen; que lo deben comprar por fuera porque hay otros que se quejan por lo mismo y son “hasta más pobres que ellos”.
Tiene 75 años pero prefiere no dar su nombre, algunos pacientes con cáncer tienen miedo a hablar, a que haya represalias en su contra por exponer su situación y que ello se sume al calvario que ya viven.
Hace ocho meses lo operaron en el Centro Estatal de Cancerología “Dr. Miguel Dorantes Mesa” luego de que le detectaron cáncer de próstata.
Se me inflamó la vejiga y ya no podría orinar. Hasta que me tapé, ya no pude orinar y fui al hospital regional en el norte de Veracruz. Me canalizaron para acá y acá me hicieron estudios y el médico me dijo que necesitaba operación
El paciente a quien llamaremos “Juan”, está profundamente agradecido con los médicos y enfermeras de ese nosocomio que asegura, le han dado un trato inigualable pero también con Dios.
Pero no fue todo, después de la operación por el cáncer de próstata, se expandió, y ahora tiene cáncer de huesos. El dolor es inimaginable, varias veces pensó que iba a morir.
“Era horrible, día y noche no aguantaba el dolor y me curaron”.
Juan estaba sentado en una banqueta afuera del CECAN esperando su segunda quimioterapia programada para las 2 de la tarde. Antes ya había recibido varías radioterapias. Acudió también por medicamento para fortalecer sus huesos pero no hay.
No hay día que no se ajuste a sus dietas y recomendaciones porque quiere vivir.
La asociación Ayúdame Hermano Tengo Cáncer (AHTECA), ha sido el “ángel de la guarda” para muchas familias, porque algunos de los medicamentos que no tienen en el CECAN les han sido proporcionados por ellos, de lo contrario, por su alto costo, sería imposible adquirirlo.
Su hija quien tampoco quiso dar su nombre, pero lo acompaña en su proceso, dice que sus hermanos -quienes son de escasos recursos- tienen que cooperarse para que su padre pueda viajar desde Papantla hasta Xalapa a seguir su tratamiento.
No recuerda el nombre del medicamento de su padre, pero sí del costo: son 600 pesos los que deben juntar para poder comprar el fármaco que ayude a fortalecer los huesos de su padre.
Ya van tres veces que venimos y no lo hay. Nosotros no tenemos recursos, con trabajo nosotros ganamos lo que tenemos. Con lo poco que ganan mis hermanos y otro poquito nosotros, traemos nada más para el pasaje y medio comer. Solo tomamos café con galletas y tenemos que esperarnos hasta las 4 o 5 para que sea comida y cena
Y agrega: “tenemos que aguantarnos nosotros nuestras tripas para comprar el medicamento que nos hace falta. Ya pregunté y vale entre 600 y 800 pesos pero ya nos dijeron que aquí no lo tienen y tenemos que comprarlo fuera”.