Tom, el padre que, con oraciones, hizo sanar a enfermos

El pastor estadounidense llegó a la región en 1993 con el anhelo de fundar un monasterio benedictino dentro de la Arquidiócesis de Xalapa

Karla Cancino | Diario de Xalapa

  · martes 10 de agosto de 2021

Monasterio de Santa María y Todos los Santos ubicado en el municipio de Teocelo/Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

Teocelo, Ver.- La ayuda a los enfermos y la certeza de que la oración es un refugio ante cualquier adversidad son parte de los legados que Thomas Mitchell Gagnon, el "padre Tom" dejó dentro y fuera del Monasterio de Santa María y Todos los Santos ubicado en el municipio de Teocelo.

A unas horas de que se registrara el fallecimiento del fundador de este monasterio, Hildebrando de la Fuente OSB, integrante del claustro y uno de los discípulos del padre Tom asegura que, aunque la pandemia del Covid-19 ha puesto a prueba la vocación que este espacio tiene con los enfermos, por medio de las redes sociales o incluso a través de una reja se ha podido dar palabras de aliento y consuelo a quienes atraviesan malestares físicos.

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“La vida del padre estuvo marcada por su carisma y por su firme compromiso con los enfermos. Él siempre mantuvo la oración por los enfermos, que como sabemos es algo de lo más fuerte por lo que se le conoce (…) nos toca a nosotros mantener ese legado”, asegura.

Vestido de hábito negro, el monje acepta hablar sobre la vida y obra del pastor estadounidense que llegó a la región en 1993 con el anhelo de fundar un monasterio benedictino dentro de la Arquidiócesis de Xalapa. En una decena de fotografías que sostiene entre sus manos se puede observar al hombre sonriente participando de celebraciones religiosas.

Fue él quien estableció la tradición de realizar misas de sanación en el Monasterio de Santa María y Todos los Santos el primer domingo de cada mes. Semana a semana, cientos de personas arribaban de municipios aledaños e incluso de otros estados al monasterio ubicado en la carretera Texin, en el municipio de Teocelo.

El monje benedictino reconoce que la fama del padre Tom se expandió de manera rápida e intensa al grado de que la gente llegaba en camiones de turismo a participar de las celebraciones. Aunque las enfermedades físicas que los fieles buscaban sanar eran muchas, con el paso del tiempo la ayuda se extendió también a las oraciones de “liberación”. “Llegaron a reunirse hasta tres o cuatro mil personas (…) de esa forma se fueron recaudando fondos para el monasterio con el que ahora contamos”, cuenta.

Tras la muerte del Padre continuará su legado

La muerte del padre Tom ocurrió de “manera natural” y como resultado de una serie de malestares propios de su avanzada edad confirmó Hildebrando de la Fuente. Y es que, aunque no se tiene certeza de su edad, el padre tenía más de 90 años de edad. “Ya traía algunas complicaciones de salud y nos habían dicho que su cuadro se había complicado, pero ayer (domingo) nos avisaron que ya no se podía hacer nada por él”, dijo.

Hildebrando de la Fuente/Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

Relata que debido a estas complicaciones de salud es que el padre abandonó el estado de Veracruz y se mantenía al cuidado de una familia cercana en el estado de Morelos. Sin embargo, aunque tuvo que abandonar el monasterio que fundó en 1999, dejó plasmada su voluntad de regresar a Teocelo para tener su última morada al interior de este recinto. “Vamos a tenerlo este martes aquí para una misa de cuerpo presente a las 9 de la mañana y posteriormente será sepultado. Debido a la pandemia los eventos serán de manera privada”, dio a conocer.

El monje benedictino, asegura que los 12 integrantes del monasterio serán ahora los encargados de mantener el legado del padre Tom dentro y fuera de su recinto. “Él nos deja esa preocupación por los enfermos y tenemos que mantener esa mentalidad de orar por ellos”.

Cientos de personas arribaban de municipios aledaños e incluso de otros Estados al monasterio ubicado en la carretera Texin/Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa


Y es que, para el monje, la pandemia del Covid-19 y el aumento de otro tipo de enfermedades no son un castigo de Dios, sino que se trata de un momento de prueba para la humanidad. Por ello, ante este momento su recomendación es no huir o renegar sino aferrarse a las creencias y mantener siempre la fe en Dios. “Nosotros siempre hacemos oración por las personas, tal vez no podemos estar cerca físicamente, pero podemos estar unidos por medio de la oración”, dijo.