ORIZABA, Ver.- Las batallas son para los mejores guerreros y Johan Caleb, de 6 años de edad, lo demostró, pues luego de cuatro años de lucha contra la leucemia ayer tocó “la campana de la vida”, lo que simboliza una batalla ganada contra el cáncer, dijo Itzel Berenice, madre del menor.
La madre de Johan recordó el día que de forma repentina su hijo, quien en ese entonces tenía dos años de edad, sufrió un desmayo, por lo que fue llevado rápidamente al área de urgencias del Hospital General de Zona número 33 de Tierra Blanca, donde después de una valoración médica y estudios pertinentes le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda, una palabra que le representó miedo y desconocimiento.
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Ese mismo día el menor fue trasladado al Hospital General Regional número 1 de Orizaba, donde los pronósticos no eran buenos, por lo que fue internado durante al menos 12 días hasta lograr estabilizar sus signos vitales. En su momento Johan Caleb fue atendido por el oncólogo pediatra Víctor Hugo Cabrera, quien pudo estabilizarlo para luego dar inicio con el tratamiento de quimioterapias, que durante meses dieron resultados positivos al mostrar mejoras.
Sin embargo, en la etapa final del tratamiento, Johan Caleb enfermó en dos ocasiones de neumonía, una de ellas con Covid-19, por lo que tuvo que ser enviado al Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI, donde fue sometido a una cirugía de pulmón.
Lamentablemente una complicación secundaria le ocasionó parálisis facial, por lo que el tratamiento de quimioterapias fue suspendido por unos meses y al poder retomarlo la sorpresa fue que de forma exitosa logró superar la leucemia. La madre de Johan Caleb se dice más que agradecida con los médicos, enfermeras y especialistas que vieron a su hijo durante este largo proceso de recuperación, “toda mi familia y yo estamos agradecidos con el personal del IMSS, porque la verdad siempre tuvo una atención excelente con mi hijo, lo trataron con mucho cariño, nos explicaban muy bien las cosas, nos daban palabras de ánimo y el doctor Cabrera siempre estuvo con mi niño en todo momento, nunca lo dejó; no tenemos cómo pagarles”.
Pese a que Johan deberá estar en revisiones periódicas por protocolo médico de seguimiento, ayer el menor volvió a nacer, pues al salir victorioso de esta enfermedad pudo tocar “la campana de la vida”, un sonido que da paz, alegría y esperanza a los doctores y pacientes que padecen de algún tipo de cáncer.