Históricamente, las condiciones laborales, las exigencias y el entorno de tensión en el que viven los operadores de transporte los hace más susceptibles al consumo de sustancias psicoactivas; con el aumento de drogas y su accesibilidad, este se convierte en un problema que debe ser atendido, opinan investigadores.
Además de los daños a la salud de manera individual, las consecuencias son para toda la sociedad en el caso del aumento de accidentes carreteros, exponen la médica cirujana Sandra Domínguez Gómez y Jonathan Cueto Escobedo, investigador del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Veracruzana.
En el desarrollo del tema “Drogas al volante”, en el programa “Naturalmente universitario”, Sandra Gómez enfatizó que poco se habla del ámbito laboral de estas personas y sus desafíos para poder cumplir con jornadas extenuantes y muchas veces alejados de sus familias.
A partir de datos que recabó mediante encuesta a transportistas, compartió que es común que trabajen más de 14 horas, tengan plazos de entrega de la carga y la mayoría labora en turnos nocturnos, con demanda de atención constante.
“Tienen que estar atentos a las condiciones de las carreteras, por infraestructura o inseguridad, lo cual genera una demanda de atención constante, estrés y ansiedad. De alguna manera están expuestos a un mayor riesgo de adicción”, puntualizó.
La médica añadió que se dejan de lado las necesidades físicas que tienen, igual que cualquier ser humano, y en específico del descanso y alimento, que se postergan por la alta inseguridad que significa pararse y estar vulnerables a ser asaltados, al robo de carga, camión y hasta violencia o riesgo de la vida misma.
“¿Qué pasa con un operador que está sujeto a un estilo de vida sedentario porque no se puede alimentar con dieta balanceada, o porque tiene una enfermedad que no pueda atender o que está consumiendo para poder cumplir con los periodos de entrega?”, cuestiona.
Nombra además las condiciones emocionales, lejos de las familias y en aislamiento, con posible desencadenamiento de trastornos o Síndrome de Burnout.
Cuando los factores pesan, no hay una asistencia médica pero sí un consumo de drogas, naturalmente crecen las condiciones para accidentes en carretera, enfatizó la médica.
¿Pero cuáles son los efectos de consumir drogas al manejar?
Más allá de oficios y profesiones, datos oficiales apuntan que la marihuana puede disminuir la coordinación, el tiempo de reacción y la capacidad para evaluar tiempo y distancia.
Además, los conductores que han consumido cocaína o metanfetamina pueden conducir imprudentemente o en forma agresiva.
En el caso de los opioides y las benzodiacepinas, pueden causar mareos y aletargamiento, así como disminuir el funcionamiento de las capacidades cognitivas.
El investigador Jonathan Cueto Escobedo destaca que algunos conductores consumen con mayor regularidad sustancias estimulantes que les permitan seguir trabajando, caso contrario a quienes salen de fiesta y tienden más al consumo de alcohol, que es un depresor del sistema nervioso.
Enfatiza que aunque en ambos consumos hay riesgos, no son los mismos, por lo que se debe tratar de hacer conciencia de las adiciones a partir del ámbito laboral.
Apunta que en cualquier tipo de trabajo, cuando se sabe de un trabajador con problemas de consumo, la reacción es el enojo y el tachar a las personas de irresponsables.
Considera que se pierde mucho de vista que cuando hay intoxicaciones, retrasos o ausencias, ya hay un uso problemático por lo cual se necesita no estigmatizar y sí ampliar la atención.