/ sábado 6 de noviembre de 2021

Tu cerebro puede ser hackeado; ve cuáles son sus enemigos

El consumo de drogas, el uso prolongado del celular y el estrés son los principales enemigos del cerebro, alerta investigador

El consumo de drogas, el uso prolongado del celular y el estrés son los principales enemigos del cerebro, considera Jonathan Cueto Escobedo, investigador del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Veracruzana (UV).

El doctor en Psicología en el área de Neurociencias de la Conducta por la Universidad Nacional Autónoma de México considera que el enemigo número del cerebro uno son las drogas: “producen estos efectos, que al principio son placenteros, porque están actuando directamente sobre el cerebro; es como apuntarle directamente al cerebro, por lo que el daño es directo y rápido”.

Explica que cualquier sustancia que sabemos que es adictiva está produciendo cambios importantes en el cerebro y que si bien quizá a veces pueden llegar a ocurrir en un par de meses de consumo si la persona tiene algunos factores que la protejan, es un hecho que si sigue consumiendo tarde o temprano esos cambios van a producir la adicción.

“Una vez que se es adicto estamos hablando de que los cambios en el cerebro fueron grandes; se puede decir que las drogas hackean al cerebro y entonces todos los circuitos que estaban ahí y que te permitían disfrutar la música, estar con la pareja, disfrutar del arte, del cine, las drogas lo hackean, toman el control de esos circuitos para que el individuo lo único que haga es pensar y querer seguir consumiendo la sustancia; por eso es que le puedes decir a la persona que va a perder su trabajo, que va a perder a seres queridos, y nada de eso le importa, porque las drogas ya se apoderaron de esos circuitos”, señala.

REDES SOCIALES, UNA ADICCIÓN

Además de las drogas, Cueto Escobedo destaca que un segundo enemigo del cerebro es el uso prolongado de las pantallas, principalmente del celular, mediante las cuales accedemos a las diversas redes sociales o plataformas de entretenimiento.

“Hay personas que solo quieren estar en el teléfono, porque el nivel de estimulación es alto; sabemos que las redes sociales están diseñadas para darnos estos pequeños refuerzos que son los likes, los comentarios y todo eso lo vemos bonito, pero estamos engañando al cerebro con que estamos interactuando con otras personas cuando la realidad es que nada más estamos en una pantalla y nos tienen ahí cuatro, cinco o seis horas a lo largo del día; hay gente que, en ese sentido, ya ha perdido totalmente el control”. El también divulgador de la ciencia indica que una forma de saber si ya perdimos el control sobre el uso de las redes es observar nuestra conducta a la hora de dormir y despertar.

“Una alerta es cuando llega la hora de dormir y no puedes dejar de revisar el celular; ya ni si quiera te estás divirtiendo, ya lo viste todo, no tienes nada qué escribir, pero no lo puedes dejar, y a eso se le llama pérdida de control; o cuando la primera cosa que haces al despertar es revisar el celular y entras a todas las redes, eso tiene que ver con la pérdida de control y es muy preocupante. El celular es una herramienta maravillosa, pero hay que aprender a dosificarla”, expone.

APRENDER, GIMNASIO PARA EL CEREBRO

Un tercer punto que juega contra la salud de nuestro cerebro es el estrés, donde si bien señala que es muy difícil no sentirla sí podemos regular aquellas situaciones que nos generan este estado

“Hay que tratar de regular los estresores: organizarnos para que no nos agarren las carreras, manejar bien nuestras finanzas, cualquiera de estas cosas que nos causan estrés y que definitivamente repercuten en la salud del cerebro y de todo el cuerpo”.

En contrapartida, Cueto Escobedo indica que hay actividades que nos ayudan a que nuestro cerebro esté en mejores condiciones, tales como aprender alguna actividad ya sea artística o manual, realizar actividades sociales como comer en familia o conversar con otras personas y realizar deporte, que puede incluso limitarse a salir a caminar durante 30 minutos al día En cuanto al aprendizaje, el investigador señala que es importante a cualquier edad, porque favorece las conexiones en el cerebro.

“Con la edad vemos que viene la pérdida de memoria, la falta de atención, vamos perdiendo agilidad mental, esta habilidad para recordar, para procesar información, para resolver ciertos tipos de problemas, y de acuerdo con diversos estudios se ha visto que cualquier tipo de actividad donde aprendamos es benéfico, es como un gimnasio. Entonces las actividades artísticas funcionan también como éste gimnasio: estoy aprendiendo, estoy interactuando con un maestro, con otros alumnos y eso me protege contra esta pérdida de agilidad mental”.

ARTE E INSPIRACIÓN, DE DÓNDE VIENEN

Cueto Escobedo indica que el arte juega un papel fundamental para estimular el cerebro y que hay muchos mitos y romanticismo alrededor de todo lo relativo al proceso creativo. “Muchas veces nos preguntamos qué tenía el cerebro de Einstein, Miguel Ángel, de Da Vinci que les permitía ser artista; y con la palabra genio nos referimos a estas personas que parece que nacen con estas cualidades, pero no es que uno nazca completamente formado o destinado a ser un genio, sino que naces con un “set” de habilidades que el mismo ambiente te las irá desarrollando o no dependiendo de las decisiones que tomes, los hábitos, etcétera”, explica.

Agrega que, en ese sentido, “aunque está llena de un misticismo y romanticismo, la creatividad es como cualquier otro proceso mental, y uno lo puede ejercitar, así como ejercitas la lectura o los deportes, así se puede fomentar la creatividad. El cerebro tiene un patrón de actividades muy común”.

Indica que uno de los principales mitos es que los artistas están sentados y de repente se les ocurre la idea: “y no, les viene después de una etapa muy ardua de trabajo, se habla de que toda la información se empieza a acomodar en su cabeza como en un tetris hasta que surge una idea que es la adecuada; detrás de todo este trabajo previo es cuando viene la creatividad”.

Por tanto, en realidad todos podríamos crear o realizar alguna actividad artística, pues si bien algunas personas tienen facilidades, todos podríamos aprender y ejercitarla.

“Si nos remontamos en la historia, la música era una actividad completamente de recreación, todos se juntaban y todos bailaban y esto favorecía la interacción social; no había una persona que fuera catalogada como ‘el profesional’ o ‘el artista’; el arte proporciona bienestar, independientemente de que yo pueda ser un artista profesional o no; lo positivo es que lográramos fomentar una actividad artística y esto también se refiere a bailar salsa, danzón, al final se trata de la serie de interacciones sociales que van a tener efectos positivos y de ahí viene esta parte de bienestar”, abunda.

EL CEREBRO, ¿DIVIDIDO EN DOS?

Cueto Escobedo indica que la neurociencia es esta rama del saber que nos ayuda a entender cómo está respondiendo el cerebro ante diversos ambientes, estímulos, situaciones o actividad.

“El problema enorme que se ha venido presentando es que las neurociencias se han venido convirtiendo en popular y eso ha llevado a que se ocupe en cosas no tan formales u oficiales, incluso en seudociencia; algunos le ponen el neuro a cualquier otra palabra y la usan para vender algún producto. Hay que tener mucho cuidado con eso”, señala.

Dentro de los mitos que giran alrededor del cerebro es la creencia de que está dividido en dos: “Si bien sí hay diferencia entre los hemisferios no son a un nivel tan grande como para decir que tenemos un cerebro derecho y uno izquierdo, y uno es creativo y el otro es racional: tenemos dos hemisferios de un cerebro que siempre están trabajando en conjunto, si no lo hace quiere decir que algo anda mal. Es cierto que uno es diferente al otro, pero trabajan en conjunto y eso permite que realicemos las diferentes actividades”, explica.

El investigador abunda en que hay un patrón en las cortezas de asociación del cerebro y que conectan las diferentes partes sensoriales del cerebro: “nosotros tenemos una parte de la corteza que procesa lo que vemos, otra que procesa lo que oímos, otra parte lo que olemos, sentimos… son partes diferentes de nuestro cerebro, y las cortezas de asociación las unen y de ahí viene toda la percepción”.

Por tanto, las cortezas de asociación, tanto del lado derecho como del izquierdo, están trabajando siempre coordinadas, por lo que no puede decirse que se desarrolle más un lado que el otro del cerebro.

El consumo de drogas, el uso prolongado del celular y el estrés son los principales enemigos del cerebro, considera Jonathan Cueto Escobedo, investigador del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Veracruzana (UV).

El doctor en Psicología en el área de Neurociencias de la Conducta por la Universidad Nacional Autónoma de México considera que el enemigo número del cerebro uno son las drogas: “producen estos efectos, que al principio son placenteros, porque están actuando directamente sobre el cerebro; es como apuntarle directamente al cerebro, por lo que el daño es directo y rápido”.

Explica que cualquier sustancia que sabemos que es adictiva está produciendo cambios importantes en el cerebro y que si bien quizá a veces pueden llegar a ocurrir en un par de meses de consumo si la persona tiene algunos factores que la protejan, es un hecho que si sigue consumiendo tarde o temprano esos cambios van a producir la adicción.

“Una vez que se es adicto estamos hablando de que los cambios en el cerebro fueron grandes; se puede decir que las drogas hackean al cerebro y entonces todos los circuitos que estaban ahí y que te permitían disfrutar la música, estar con la pareja, disfrutar del arte, del cine, las drogas lo hackean, toman el control de esos circuitos para que el individuo lo único que haga es pensar y querer seguir consumiendo la sustancia; por eso es que le puedes decir a la persona que va a perder su trabajo, que va a perder a seres queridos, y nada de eso le importa, porque las drogas ya se apoderaron de esos circuitos”, señala.

REDES SOCIALES, UNA ADICCIÓN

Además de las drogas, Cueto Escobedo destaca que un segundo enemigo del cerebro es el uso prolongado de las pantallas, principalmente del celular, mediante las cuales accedemos a las diversas redes sociales o plataformas de entretenimiento.

“Hay personas que solo quieren estar en el teléfono, porque el nivel de estimulación es alto; sabemos que las redes sociales están diseñadas para darnos estos pequeños refuerzos que son los likes, los comentarios y todo eso lo vemos bonito, pero estamos engañando al cerebro con que estamos interactuando con otras personas cuando la realidad es que nada más estamos en una pantalla y nos tienen ahí cuatro, cinco o seis horas a lo largo del día; hay gente que, en ese sentido, ya ha perdido totalmente el control”. El también divulgador de la ciencia indica que una forma de saber si ya perdimos el control sobre el uso de las redes es observar nuestra conducta a la hora de dormir y despertar.

“Una alerta es cuando llega la hora de dormir y no puedes dejar de revisar el celular; ya ni si quiera te estás divirtiendo, ya lo viste todo, no tienes nada qué escribir, pero no lo puedes dejar, y a eso se le llama pérdida de control; o cuando la primera cosa que haces al despertar es revisar el celular y entras a todas las redes, eso tiene que ver con la pérdida de control y es muy preocupante. El celular es una herramienta maravillosa, pero hay que aprender a dosificarla”, expone.

APRENDER, GIMNASIO PARA EL CEREBRO

Un tercer punto que juega contra la salud de nuestro cerebro es el estrés, donde si bien señala que es muy difícil no sentirla sí podemos regular aquellas situaciones que nos generan este estado

“Hay que tratar de regular los estresores: organizarnos para que no nos agarren las carreras, manejar bien nuestras finanzas, cualquiera de estas cosas que nos causan estrés y que definitivamente repercuten en la salud del cerebro y de todo el cuerpo”.

En contrapartida, Cueto Escobedo indica que hay actividades que nos ayudan a que nuestro cerebro esté en mejores condiciones, tales como aprender alguna actividad ya sea artística o manual, realizar actividades sociales como comer en familia o conversar con otras personas y realizar deporte, que puede incluso limitarse a salir a caminar durante 30 minutos al día En cuanto al aprendizaje, el investigador señala que es importante a cualquier edad, porque favorece las conexiones en el cerebro.

“Con la edad vemos que viene la pérdida de memoria, la falta de atención, vamos perdiendo agilidad mental, esta habilidad para recordar, para procesar información, para resolver ciertos tipos de problemas, y de acuerdo con diversos estudios se ha visto que cualquier tipo de actividad donde aprendamos es benéfico, es como un gimnasio. Entonces las actividades artísticas funcionan también como éste gimnasio: estoy aprendiendo, estoy interactuando con un maestro, con otros alumnos y eso me protege contra esta pérdida de agilidad mental”.

ARTE E INSPIRACIÓN, DE DÓNDE VIENEN

Cueto Escobedo indica que el arte juega un papel fundamental para estimular el cerebro y que hay muchos mitos y romanticismo alrededor de todo lo relativo al proceso creativo. “Muchas veces nos preguntamos qué tenía el cerebro de Einstein, Miguel Ángel, de Da Vinci que les permitía ser artista; y con la palabra genio nos referimos a estas personas que parece que nacen con estas cualidades, pero no es que uno nazca completamente formado o destinado a ser un genio, sino que naces con un “set” de habilidades que el mismo ambiente te las irá desarrollando o no dependiendo de las decisiones que tomes, los hábitos, etcétera”, explica.

Agrega que, en ese sentido, “aunque está llena de un misticismo y romanticismo, la creatividad es como cualquier otro proceso mental, y uno lo puede ejercitar, así como ejercitas la lectura o los deportes, así se puede fomentar la creatividad. El cerebro tiene un patrón de actividades muy común”.

Indica que uno de los principales mitos es que los artistas están sentados y de repente se les ocurre la idea: “y no, les viene después de una etapa muy ardua de trabajo, se habla de que toda la información se empieza a acomodar en su cabeza como en un tetris hasta que surge una idea que es la adecuada; detrás de todo este trabajo previo es cuando viene la creatividad”.

Por tanto, en realidad todos podríamos crear o realizar alguna actividad artística, pues si bien algunas personas tienen facilidades, todos podríamos aprender y ejercitarla.

“Si nos remontamos en la historia, la música era una actividad completamente de recreación, todos se juntaban y todos bailaban y esto favorecía la interacción social; no había una persona que fuera catalogada como ‘el profesional’ o ‘el artista’; el arte proporciona bienestar, independientemente de que yo pueda ser un artista profesional o no; lo positivo es que lográramos fomentar una actividad artística y esto también se refiere a bailar salsa, danzón, al final se trata de la serie de interacciones sociales que van a tener efectos positivos y de ahí viene esta parte de bienestar”, abunda.

EL CEREBRO, ¿DIVIDIDO EN DOS?

Cueto Escobedo indica que la neurociencia es esta rama del saber que nos ayuda a entender cómo está respondiendo el cerebro ante diversos ambientes, estímulos, situaciones o actividad.

“El problema enorme que se ha venido presentando es que las neurociencias se han venido convirtiendo en popular y eso ha llevado a que se ocupe en cosas no tan formales u oficiales, incluso en seudociencia; algunos le ponen el neuro a cualquier otra palabra y la usan para vender algún producto. Hay que tener mucho cuidado con eso”, señala.

Dentro de los mitos que giran alrededor del cerebro es la creencia de que está dividido en dos: “Si bien sí hay diferencia entre los hemisferios no son a un nivel tan grande como para decir que tenemos un cerebro derecho y uno izquierdo, y uno es creativo y el otro es racional: tenemos dos hemisferios de un cerebro que siempre están trabajando en conjunto, si no lo hace quiere decir que algo anda mal. Es cierto que uno es diferente al otro, pero trabajan en conjunto y eso permite que realicemos las diferentes actividades”, explica.

El investigador abunda en que hay un patrón en las cortezas de asociación del cerebro y que conectan las diferentes partes sensoriales del cerebro: “nosotros tenemos una parte de la corteza que procesa lo que vemos, otra que procesa lo que oímos, otra parte lo que olemos, sentimos… son partes diferentes de nuestro cerebro, y las cortezas de asociación las unen y de ahí viene toda la percepción”.

Por tanto, las cortezas de asociación, tanto del lado derecho como del izquierdo, están trabajando siempre coordinadas, por lo que no puede decirse que se desarrolle más un lado que el otro del cerebro.

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