Chachalacas, Úrsulo Galván, Ver.- A simple vista, en el pueblo costero de Playa Chachalacas, a 50 kilómetros al norte del puerto de Veracruz, pareciera que todo es favorable por la gran cantidad de turistas, pero prestadores de servicios reportan que sus ventas no repuntan como esperaban.
¿Cómo es la venta para prestadores de servicios de Chachalacas?
En vacaciones de Semana Santa 2024, en la localidad del municipio de Úrsulo Galván, los comerciantes con más de 15 años de antigüedad refieren tener ventas de apenas el 40-50 por ciento de lo que vendían en otras épocas.
- Te puede interesar: ¿Te animas a un paseo en lancha? Servicio es uno de los más solicitados en Casitas
Susi, vendedora de trajes de baño y distintos accesorios, menciona que antes de la pandemia llegaba a vender hasta seis mil pesos diarios en la denominada semana mayor; hoy, apenas vende dos mil 500 pesos.
Aunque considera que son muchos factores para la situación que viven los comerciantes, la inseguridad, dice, sí tiene un impacto, seguido de los problemas económicos y hasta de cambio de hábitos.
Igual que ella, Mari Ruiz señala como un gran problema las tarjetas de crédito, piensa que las personas compran ropa, sandalias, sombreros, etc., en grandes tiendas departamentales y por eso al pueblo ya solo llegan a disfrutar el mar.
“Está todo pela’o y no lo digo nada más yo, casi todos vemos cómo llega la gente, carros, camiones repletos pero casi no compran”, dice uno de los tantos vendedores de piñas preparadas que recorren las orillas del mar.
En los restaurantes, la situación es la misma, sí hay venta pero máximo al 60 por ciento de otros tiempos; muchos de los visitantes ya llegan con sus refrescos, cervezas y algunos alimentos.
A quien sí le va bien es a Pablo, un adolescente originario del puerto de Veracruz que llega a Playa Chachalacas a vender volovanes en 30 pesos. Diariamente dice vender 80 piezas, con lo cual contribuye a la economía familiar.
En cuanto a las personas que se dedican a la renta de cuatrimotos y otro tipo de vehículos, apuntan que cada vez hay más competencia, por lo que los ingresos se reparten.
Al preguntarle a algunos turistas cuánto destinan para su salida a la playa, dicen que la comida es lo de menos, ellos piensan en el traslado, la gasolina, las cuotas de casetas o los pasajes. “Lo demás, es lo de menos”, coinciden sin responder cuánto dinero gastan.