La Joya, Acajete, Ver.- A pesar de que el pan de nata y los cochinitos de piloncillo son productos que durante años significaron un ingreso seguro y suficiente para vendedores de La Joya, municipio de Acajete, en 2024 solo alcanzan para subsistir.
¿Por qué han disminuido las ventas en comercios de La Joya?
En entrevista, coinciden en que sus ventas han disminuido a la mitad y no es por el libramiento; consideran que la inflación “sí pega” en la compra de repostería, postres y panes típicos de la región.
Otro de los factores, señalan, es la manera en la cual circula la información en redes sociales porque hubo obras de pavimentación que contribuyeron a relentizar el tránsito vehicular.
“Todos ponían que mejor evitaran el paso, y era una compartidera de las fotos. Porque sí es cierto, se hacían unas colísimas, pero ahorita ya no”.
Esas obras, puntualizan, ya terminaron y se puede avanzar con normalidad, lo cual se constató entre semana y no en “horas pico”.
Hay llamado de expendedores de panqueques a no olvidarse de ellos, visitar La Joya y comprarles un pan por el cual dicen tener fama a nivel nacional, al ser las personas “de paso” quienes más les compran.
“Se llevan el pan de nata a otros estados. Es un pan fresco, de calidad. Que vengan, acá los esperamos. Hay varias cositas que se pueden llevar”, dice don Marco.
El hombre mayor a veces vende panes, pero también, aromáticas manzanas y peras, duraznos, ciruelas o frutas de temporada.
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Otras personas tienen frijol “nuevo”, frijol “gordo”, chiles de cera, aguacates y algunas variedades de peras conocidas como “de agua”.
Sabor y tradición en Acajete, Las Vigas y Perote
Matilde Alicia Sánchez Mayorga es una de las tantas personas de los municipios de Acajete, Las Vigas y Perote dedicadas a la elaboración de los panes de nata. De manera artesanal, dice poner en práctica los consejos legados y guardados en familia.
Originaria de Perote, aprendió en la casa materna a mezclar los ingredientes, hornear y lograr panes suaves y “esponjaditos”. Ella tiene dos presentaciones, “al natural” o con nueces.
A excepción de los lunes, Matilde vende sus tartas en el área de queserías y merenderos, acompañada de uno de sus hijos. El costo por cada pieza es de 50 pesos.
También carga en sus brazos una buena cantidad de cochinitos de panela. Ella no los hace, los adquiere en su lugar de origen. Opina que son del agrado de personas de distintas edades, pero especialmente de gente mayor.
Igual que Matilde, los vendedores de panes, cochinitos y galletas ofrecen sus productos a quienes llegan a los restaurantes, pero también corren hacia la carretera para alcanzar a los conductores y darles algunas promociones, como la de tres paquetes de cochinitos por 50 pesos, “para endulzarles el viaje”.