Las Vigas, Ver.- La piel morena de Javier Martínez Juan evidencia los estragos de las horas que pasa expuesto a los rayos del sol en el campo. Desde hace nueve años cultiva y corta árboles navideños en el rancho silvícola La Yerbabuena, de este municipio.
Alegre y risueño atiende y responde las preguntas sin dejar de trabajar con su machete en las manos. Corta ágilmente las yerbas y ramas que crecen en la zona donde crecen pequeños pinos, que seguramente serán los que se venderán en las próximas temporadas navideñas.
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Con 23 años, explica que espera con ansías esta temporada que aunque es de mucho trabajo reactiva la economía de las familias de este municipio.
Lamenta que la temporada buena sea solo un mes aproximadamente. Durante el resto del año se dedica en el rancho a cultivar y cuidar los que ya van creciendo y que serán para los siguientes años, pero lo bueno son pocos días, “porque aparte del salario nos va bien con las propinas que dejan las familias que llegan a comprar sus pinos”.
¿Cómo es la venta de pinos durante la temporada en Las Vigas?
El joven Javier Martínez, quien orgulloso dice ser un vigueño, explica que su labor en estos días que comienza la venta de los arbustos es acompañar a las familias a escoger el de su preferencia y cuando ya lo escogieron se acercan para cortarlo, cargarlo para embalarlo, es decir, meterlo en una red y colocarle la base de madera que lo sostendrá durante más de un mes y llevarlo y amarrarlo al automóvil.
Es una labor cansada, “porque cuando llegan más familias dice que le ha tocado cargar y embalar más de cien árboles en un día".
Los sábados y domingos termina agotado de tanto trabajo, pero contento. “Es agotador, pero hay que disfrutarlo porque son tan pocos días que se tiene uno que poner las pilas para atender a las más personas posibles”.
Resalta que es positivo que las personas les dejen una propina porque eso los ayuda a elevar sus ingresos durante esta temporada, “nos pone contentos recibir este apoyo de parte de las familias que llegan a vivir la experiencia de cortar su árbol navideño”.
Tras nueve años de trabajar en el rancho La Yerbabuena, explica que le gusta su trabajo en el campo, “aunque en días como hoy que el sol pega a plomo es complicado seguir con optimismo, pero disfruto de esta labor al aire libre en una zona donde hay oxígeno puro”.
Pero sin duda, expresa que vienen los mejores días, “hay más ingresos para todos y es agradable ver tanta gente que aprecia lo que hacemos durante todo el año”.
El resto del año, ya pasada la temporada de ventas, se dedican a sembrar lo que se cortó, se hace la cepa, se fumiga y abona para volver a ver crecer los pinos.
A pesar de su corta edad, comenta que su vida es el campo, “desde que tengo uso de razón me he dedicado a esto, así que disfruto mucho de todo”.
Remarca que esta época es vital para la región porque tanto solo en el rancho son unos cinco hombres trabajando, pero ahora se contratan a otras quince o más personas para ayudar a cargar, limpiar y cuidar baños y apoyar en la cocina, “así que a muchos nos va bien y se nos da más empleo a los locales”, concluyó.