Ver a los jóvenes aprender es lo que más emociona a docentes, señalan

Fabiola destaca las habilidades de sus alumnos, a quienes brinda ayuda emocional durante el confinamiento

Karla Cancino | Diario de Xalapa

  · viernes 15 de mayo de 2020

Fabiola Juárez, maestra de preparatoria | Foto: Cortesía Fabiola Juárez

Sin abrazos, festejos o regalos, los docentes celebran el Día del Maestro fuera de las aulas y en medio de la crisis sanitaria por Covid-19. Sin embargo, aseguran que ni la distancia física ha impedido que todos los días lleven a cabo sus clases con el mismo entusiasmo y que traten de que los menores que tienen a su cargo puedan ir avanzando en los programas académicos que establece la Secretaría de Educación. Con ayuda de las madres, padres y cuidadores, los maestros también han tenido que brindar contención emocional a muchos de sus alumnos e incluso les están facilitando herramientas digitales y consejos para llevar mejor el confinamiento.

Aunque la formación inicial de Fabiola Juárez Édgar no era la docencia, las opciones laborales la llevaron a convertirse en maestra de nivel medio superior y a disfrutar cada día el proceso de aprendizaje que jóvenes preparatorianos enfrentan en el aula. Con 8 años de experiencia en materias de español, lectura y redacción, asegura que todavía sigue disfrutando la expresión de sus alumnos cuando aprender el significado de una palabra nueva, cuando se enganchan en la lectura o cuando se dan cuenta que pueden escribir correctamente. “Es muy interesante observar cómo los alumnos pasan de no saber a saber un poquito más de lo que sabían el día anterior. Esa es, creo, la parte más emocionante para un docente: el que un alumno en algún momento de la clase sepa por sí mismo algo que le enseñaste”, precisa la docente.

Para Fabiola, ser maestra de jóvenes de preparatoria también ha implicado ser su amiga y tratar de entrar en sus mundos sin perder el respeto ni el sentido de autoridad que debe mantenerse en las aulas. Este trabajo, asegura, no ha sido fácil, pero ha permitido que muchos de ellos le cuenten sus problemas y las dificultades que tienen fuera de las aulas. “He tratado de ser lo más cercana a ellos en la medida de lo posible para establecer cierta confianza. Me parece que ser joven ha sido más fácil porque entiendo de ciertos temas que ellos conocen redes sociales, series o películas y puedo llegarles de esa forma para tener su confianza, aunque si es complicado”, reconoce.

La docente, quien en sus inicios impartía clases en secundaria, explica que tratar con jóvenes mayores ha sido más complejo ya que es en esta etapa en la que los alumnos son más conscientes de los problemas sociales o económicos de su entorno y eso en ocasiones provoca que su carácter sea “más complicado”. “Muchas veces ni los papás no tienen el control de ellos viviendo en la misma casa y pues los docentes estamos más limitados”.

JÓVENES CON INTELIGENCIA DESAPROVECHADA

Cuestionada sobre las críticas que se hacen hacia las “nuevas generaciones” y el atraso que estas podrían tener en su formación académica, la maestra de preparatoria asegura que en este sentido no se puede generalizar ya que, aunque si bien es cierto que hay jóvenes muy atrasados en diversas materias hay otros muy motivados para estudiar y preparados para que el maestro llegue y transmita conocimientos. “No creo que las generaciones estén tan atrasadas como otros maestros piensan porque si he encontrado a muchos alumnos que son capaces y están motivados. Si tuviera que dar una cifra te diría que es un 50 y 50 por ciento”. No obstante, aclara que buena parte del 50 por ciento que se encuentra rezagado en cuanto a contenido y habilidades necesarias para el desarrollo futuro cuenta con otros tipos de inteligencia que, bien enfocada, podría darle las herramientas necesarias. “Yo me he encontrado con que tienen alguna otra inteligencia, quizá en lo musical o en lo artístico y que estas no han sido explotadas. En la escuela siempre nos quedamos con matemáticas y español es lo que deben saber y dejamos un poco de lado la parte artística y ahí hay un gran área de oportunidades para esos chicos”.

Sin embargo, Juárez Édgar asegura que un tema en el que existe un atraso general dentro del bachillerato es en la lectura y la comprensión de lo que se está leyendo. En ese sentido, apunta la maestra, es necesario fomentar más y proveerles de herramientas que les hagan interesarse ya que estas nuevas generaciones crecieron en la época de la inmediatez y están acostumbrados a leer superficialmente y quedarse con eso. “No buscan indagar, ir más allá o rastrear otras fuentes por ejemplo y eso es algo a lo que no están acostumbrados y es lo que más se dificulta, al menos en mi área”.

COVID-19 OBLIGÓ A BAJAR EL ESTÁNDARES

La emergencia sanitaria por Covid-19 cambió por completo la forma en la que Fabiola Juárez conocía la educación. Así, como miles de maestras y maestros del país tuvo que adaptar los contenidos a un nuevo formato: el de las clases en línea. Sin embargo, reconoce que, a más de dos semanas de haber iniciado este proceso educativo, aún hay un 20 por ciento de los alumnos que no se conectan a las clases virtuales y de los que no se sabe nada.

Con el 80 por ciento restante, la maestra ha tratado de seguir avanzando conforme a lo programado, aunque reconoce que ha tenido que renunciar a los objetivos altos, minimizado los aprendizajes y bajado el estándar en ese sentido, esto con el fin de que los alumnos puedan adaptarse a la escuela en medio de la crisis. “Ha sido muy complicado atender todas sus asignaturas de manera virtual porque cada maestro tiene su propia forma de trabajo y a veces no somos tan conscientes de que hay que ser un poco más flexibles con ellos y establecer tiempos y horarios diferentes a los que teníamos”. Sin embargo, reconoce que esta flexibilidad no implica dejar de impartir los cursos ni dejar de exigir que los estudiantes sean responsables de entregar sus trabajos. “Muchos alumnos están cumpliendo en tiempo y forma, yo tengo alumnos muy comprometidos con todas sus materias, pero yo he tenido que ser más comprensiva y bajar los estándares”.

Juárez Édgar asegura que la educación virtual ha representado para ella una mayor carga de trabajo ya que las clases que tenía planeadas para el semestre han tenido que modificarse a las dos plataformas digitales que utiliza para impartir sus materias a los 5 grupos de cerca de 50 alumnos cada uno.

Aunado a eso, ha tenido que dar ayuda y contención emocional a algunos de sus alumnos quienes, de manera directa le han escrito para contarle las dificultades que ellos y sus familias están teniendo durante la pandemia. Así, en medio de la crisis uno de sus alumnos tuvo que vender su celular e irse a Sinaloa a trabajar para sacar adelante a su familia y otra alumna comenzó a sentirse muy triste de repente. Ambos buscaron consejos y la comprensión de la maestra, quien, en medio de la incertidumbre propia tuvo que aconsejarlos y darles seguimiento personal. “Me da curiosidad porque son alumnos que no se acercaban mucho en clase, pero están pasando situaciones difíciles. Esa es otra cosa que como maestros nos preocupa mucho, que no sabemos qué es lo que pasa en sus casas y cómo están ellos llevando este tiempo”.

Por lo que respecta a los contenidos perdidos, la maestra reconoce que el 80 por ciento de sus alumnos –los que están tomando clases virtuales- no tendrán mayores problemas para ser evaluados e incorporarse al siguiente semestre en caso de que se tenga que concluir el ciclo escolar de manera virtual. El resto, dijo, tendrá que someterse a algún curso o actividades personalizadas al restablecerse la normalidad a fin de ayudarlos a que el atraso no afecte su desempeño escolar. Aunque para Juárez Édgar la prioridad ahora y siempre es el bienestar de sus jóvenes. “El día que regresemos vamos a contactar a esos alumnos para que ellos puedan ponerse al corriente. Lo que me tranquiliza es que no tengo casos de alumnos enfermos, tengo de familiares de ellos, pero alumnos no”.

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