Al menos una tercera parte de las más de 10 mil hectáreas de piña en el municipio de Isla quedaron devastadas a causa de la sequía y el estiaje, dijo Humberto López Rosales, presidente de la Fundación Bienestar Local con sede en aquella localidad.
Las altas temperaturas se prolongaron durante más de ocho meses en aquel municipio, además de que la falta de agua se agudizó, al grado de no tener la suficiente para regar los cultivos ni para satisfacer la necesidad en algunas comunidades.
Los daños en algunos sembradíos de esa fruta fueron catastróficos, por lo que se requiere del apoyo institucional para que los productores reciban el impulso necesario para reponerse.
La piña actualmente subió de precio. La pieza pueden venderse hasta en 25 pesos en algunos lugares, sin embargo, no todos los que se dedican a cultivarla pueden aprovechar, pues no han logrado cosechar debido a las afectaciones climatológicas.
Además del apoyo de las autoridades agropecuarias, los productores requieren de técnicos y de investigadores para hacer más rentable la producción de piña, que no ha dejado de ser el principal motor económico de Isla.
En aquel municipio también se cultiva la caña de azúcar y el maíz, que al igual sufrieron daños a causa de la sequía. La ganadería es otra actividad que enfrenta problemas por las altas temperaturas, señaló.
El cultivo de piña, según dijo, se ha tratado de replicar en otras regiones de la entidad, principalmente en la de Martínez de la Torre y Nautla, donde se han logrado cosechas entre pequeños productores, sin que su calidad sea similar a la de Isla.
A causa de la sequía se perdió mucho y ahora es necesario apoyar a los productores afectados, tal vez no a fondo perdido, sino a través de créditos que les permitan salir adelante