Alejandro Mendoza vive con VIH desde hace más de 30 años y desde 1998 ingresó al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMMS). Hasta antes de la pandemia acudía a consulta cada mes; ahora se están retrasando cada tres meses en el Hospital General de Zona número 8 de Córdoba donde, acusó, los médicos se han convertido únicamente en expendedores de recetas porque ya no revisan a los pacientes.
Recordó que durante muchos años ellos recibían la atención en el Consultorio de Medicina Interna donde atendían diferentes padecimientos además del VIH, como diabetes, cardiopatías y otros; pero hace alrededor de 10 años, se crearon las clínicas de VIH donde empezaron dar atención exclusiva a esta población.
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Médicos se han vuelto expendedores de recetas
“Antes de la pandemia había un poco más de atención, puesto que los médicos se tomaban el tiempo para revisar a los usuarios, para buscar alguna infección oportunista o alguna otra situación de salud, pero después de la pandemia y con esto que empezaron a dar las consultas cada tres meses, los médicos se han vuelto expendedores de recetas, lo único que hacen es dar recetas y ya no revisan a los pacientes”.
Lo anterior, dijo, implica que las personas que viven con VIH no reciban una atención integral y de calidad. “Porque el hecho de llegar cada tres meses y recibir el medicamento solamente y sin que haya alguna otra auscultación o algo para los pacientes puede que esté en proceso alguna situación de salud que se podía detectar a tiempo”.
Sobre el abasto de medicamentos, recordó que a partir de 2019 que se integró el medicamento Biktarvy al cual migraron a la mayoría de pacientes, no ha habido problemas de desabasto en la zona de Córdoba-Orizaba; pero en algunas ocasiones quienes toman tratamiento dictaminado por el Grupo de Expertos en Resistencia Antirretroviral (GERA) que es para pacientes que han sufrido algunas resistencias o son multirresistentes llegan a tener desabasto de 15 a 20 días.
Sobre el espacio físico donde son atendido en ese hospital, refirió que después de exigir un espacio digno, en febrero pasado lograron tener un consultorio, pero hay un solo médico para atender a alrededor de 700 pacientes, lo que es insuficiente y la atención que se recibe no es de calidad.
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“Y repito solo son expendedores de recetas. Luego la calidad de la atención no es buena porque son bastantes pacientes por día que tienen que estar viendo los médicos. A diferencia de los Capasits que tienen una atención integral en el mismo edificio, ellos cuentan con nutrición, psicología, dental, en el IMSS no, ahí son interconsultas, entonces cuando una persona necesita psicología tiene que ir a la interconsulta, le tienen que agendar su cita y pues puede tardar dos o tres meses para que le den su cita”.
VIH es la pandemia que no se ha terminado
Ante esto, Alejandro llamó a las autoridades a reconocer que el VIH es la pandemia que no se ha terminado, pues siguen existiendo nuevos casos en personas distintas edades, incluso aumentando en personas jóvenes por lo que es necesario tomarse más en serio el programa de VIH.
“Que no solamente somos carga viral y CD4, sino que hay otras cuestione más como la psicología que se debiera de atender de manera integral en el Instituto, pero desgraciadamente ellos con dar el medicamento sienten que ya están cumpliendo y que es todo lo que se tiene que hacer en el programa de VIH entonces creo que deberían ponerle más atención e interés a este programa”, abundó.