Vio morir a 3 que estaban en su sala del hospital; él se salvó

Él luchaba por su vida en la sala de terapia intensiva de la clínica 36 del IMSS

Karla Cancino | Diario de Xalapa

  · domingo 6 de diciembre de 2020

Foto: Rogelio Morales | Cuartoscuro

Xalapa, Ver.-En una sola noche, Alberto Martínez González vio morir a sus tres compañeros de cama a causa del Covid-19 mientras él luchaba por su vida en la sala de terapia intensiva de la clínica 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Coatzacoalcos.

En el momento más crítico de la enfermedad, sintió que no podía más y se preparó para morir en medio de la angustia de no haberse despedido de su esposa, hija, hijos y nietos.

No tenía miedo, pero sí angustia de que no iba a poder despedirme y ellos ya no me iban a ver. En uno de esos momentos me quedé como medio muerto y tuve alucinaciones, ahora creo que mi cerebro ya estaba divagando por la enfermedad”, cuenta.

A casi siete meses de haber librado la batalla contra el Covid-19, la salud del hombre de 63 años todavía no se ha restablecido del todo, no puede salir a trotar como solía hacerlo, tiene dificultad para recordar nombres y sufre de periodos de tristeza inexplicables. Además el virus le arrebató a su hermano, sobrino y primo, quienes no pudieron resistir el embate de la enfermedad.

“Cuando vi todo lo que estaba pasando me sentí muy mal y llegué a decir que mejor me hubiera muerto yo y no ellos porque todos eran más jóvenes y tenían la vida por delante. Ahora reflexionando doy gracias porque tengo una oportunidad más de vivir, estoy consciente de eso y lo valoro”, cuenta.

No Creí que fuera Covid-19

Martínez González se contagió de Covid-19 a finales del mes de abril cuando el virus apenas comenzaba a propagarse entre la población de manera masiva. La tos fue el primer síntoma que tuvo y tras casi una semana comenzó la falta de aire y la pérdida del sentido del gusto.

Sin embargo, el sobreviviente de coronavirus reconoce que a pesar de las advertencias siguió su vida normal y creyó que la dificultad para respirar era causada por una caída que tuvo en el trabajo.

“Yo pensaba que era por la caída, cuando en realidad era la enfermedad avanzando, pero al paso de los días el aire me faltaba mucho y fue cuando acaté a hablarles a mis hijos y decirles lo que me pasaba”.

Foto: Rogelio Morales | Cuartoscuro

Tras una revisión médica y una radiografía de tórax, la posibilidad de que fuera Covid-19 se confirmó, por lo que Alberto Martínez se aisló completamente de su familia ese mismo día. Sin embargo, el avance de la enfermedad hizo que durante la noche del 5 de mayo y la madrugada del 6 su situación se agravara y tuviera que salir a buscar desesperadamente ayuda médica. Ayuda que no le fue fácil conseguir.

Tras ser rechazado del Hospital Civil de Coatzacoalcos bajo el argumento de que no había médicos disponibles para el turno de la noche, regresó a su casa para unas horas después buscar atención otra vez en medio de la desesperación por no poder respirar.

Nuevamente se enfrentó al rechazo institucional y tres horas después le recomendaron buscar ayuda en el IMSS.Me dijeron que fuera yo al Seguro Social a pesar de que estaba yo muy mal. De ahí fui a la Clínica 36 en Coatzacoalcos y ahí me dieron medicamentos, pero no me quisieron internar. Me regresé a mi casa y como a las 11 de la mañana yo ya no aguantaba y volví a la clínica del IMSS y ahí ya me atendieron, me hospitalizaron porque iba yo completamente mal, ya no podía respirar por mi cuenta”, narra.

Durante tres días se mantuvo en Terapia Intensiva luchando por su vida con la ayuda de un respirador manual y bajo el cuidado de médicos y enfermeras cuyos rostros no conoció nunca.

Foto: Archivo | El Sol de Córdoba

En medio de la desesperación, sus compañeros del ala fueron uno a uno perdiendo la capacidad de respirar por sí solos: “Vi a mis compañeros de cama sufrir ataques de histeria por no poder respirar, porque cuando ves que no lo logras te desesperas y ellos se arrancaban los sueros, las sondas y todas las cosas. Después de eso es cuando los médicos deciden intubar y en la intubada ya no aguantaban y se iban”, explica.

Acaban síntomas pero salud no regresa

Tras haber superado la fase más crítica de Covid-19 y sin necesidad de intubación, el padre de familia fue ingresado a piso en donde permaneció durante 4 días más recuperándose no solo a nivel físico sino también emocional. Esta recuperación, cuenta, fue posible con la ayuda del personal médico y de enfermería del IMSS que en todo momento le dieron contención emocional y cuidados. A pesar de no haber visto sus rostros completos, el agradecimiento a ellos le durará para siempre.

Foto: Cortesía | Gobierno del Estado de Veracruz

“Fueron maravillosos conmigo, toda la atención médica fue de lo mejor y no solo por los cuidados y las medicinas sino por el ánimo que te dan ellos ahí. En los momentos más difíciles me motivaban para superar la enfermedad; recuerdo que me decían que iba a salir adelante y que no me rindiera para que la enfermedad no pudiera conmigo”, expresó.

Una semana después de haber sido ingresado en la clínica 36 del IMSS, Alberto Martínez fue dado de alta y regresó a su casa en donde continuó con su recuperación. Durante los días de hospitalización perdió cerca de 15 kilos de peso que poco a poco ha ido recuperando y la tos que delató la presencia del virus le duró cerca de 20 días más. “Salí cansado y deprimido. Recuerdo que me aislé todavía un tiempo más porque yo seguía con falta de aire y tos y me daba miedo contagiar a mi familia. Salí cadavérico y he tenido una alimentación muy buena para ir poco a poco recuperando, pero todavía yo seguí un tiempo con falta de energía”, dijo.

Pese a haber superado la parte más crítica de la enfermedad los síntomas continuaron a lo largo de casi un mes y las secuelas aún permanecen a más de 7 de haberse contagiado.

Aún no puede hacer ejercicio sin sofocarse y sabe que deberá regresar en algunas semanas al IMSS a realizarse un chequeo, ya que está presentando algunos problemas neurológicos y emocionales.

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

A pesar de todo lo vivido este año, Alberto se considera un afortunado. Tras haber superado uno de los episodios más difíciles de su vida tuvo la oportunidad de volver a abrazar a sus seres queridos.

Fue un año muy difícil, muy difícil por todo lo que pasamos, pero en mi caso bendecido porque logré salvarme. Todavía estoy con mi familia y voy a pasar este año todavía con ellos cuando hay muchos que no podrán hacerlo”, concluye.