La pandemia del Covid-19 sí provocó afectaciones en los niñas, niños y adolescentes principalmente las relacionadas con la socialización, pues hubo niveles de estrés y ansiedad elevados e incluso algunos menores que llegaron a presentar sintomatología de depresión, aseguró la psicóloga Aurora Desseret Flores Blanco quien añadió que el cambiar de manera radical con sus hábitos y estilos de vida fue significativo.
En ese marco y ante la posibilidad de que esos niveles de estrés y ansiedad en menores así como los entornos violentos pudieran elevar los casos de acoso escolar, la psicóloga Aurora Desseret Flores Blanco propuso que cada escuela, primaria, secundaria y preparatoria tenga constituido un centro de mediación escolar en lo que se cuenta con un protocolo de actuación específico para cada nivel.
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Señaló que en este espacio se podría analizar los casos de acoso escolar o conflicto que se puedan dar entre los estudiantes o estudiantes y maestros y resolverlos de manera adecuada. “Y obviamente siendo partícipes de la cultura de la paz, de la mediación, la comunicación asertiva, generar acuerdos, de respetarse, hay casos que son mediables y hay otros que no lo son y que se deben turnar a las instancias correspondientes”.
La especialista apuntó que, aunque no hay datos sobre el incremento del acoso escolar en niñas y niños con el regreso a clases de manera presencial en el ciclo escolar pasado, aquellos menores que sufrieron violencia o la viven en casa si podrían replicar en el salón de clases esas mismas prácticas de agresión.
Ante esto, en el marco del regreso a clases de estudiantes de preescolar, primaria, secundaria y preparatoria para el ciclo escolar 2022-2023, Flores Blanco remarca que la salud mental de las y los menores es tan crucial como la salud física e insistió en que hay muchos malestares que ya estaban allí y de los cuales no se habían percatado.
“Hay muchos indicios de abandono, papás y mamás que todo el tiempo están trabajando y por lo tanto son ausentes, y que independientemente de que estuvieran en casa, no estaban al tanto o al pendiente de las necesidades socio-afectivas de las niñas y los niños y aunque estaban en casa, las niñas y los niños no se sentían acompañados”.
Por ello, enfatiza, que hay un trasfondo en todos estos malestares que se deben considerar y que no surgieron a raíz de la pandemia; sino que es algo que ya tiene años gestándose y que la pandemia lo detonó. “No es de extrañarse que, con el regreso a clases presenciales, los menores estuvieran más estresados, ansiosos, inquietos o con exigencias diferentes”.
La dificultad, explica, es que las familias mexicanas vienen de un contexto estructural y sistémico de violencia, y lo que aprenden las niñas y los niños en casa es a replicar la violencia.
“En muchos de estos casos hubo familias con divorcios o con casos de violencia familiar, violencia de género y cuando los niños vuelven al salón de clases, lo que van a replicar es la misma violencia que vieron en casa, si no hay salud mental en los adultos o los padres y madres de familia, si no hay asertividad, estrategias para comunicarnos de una manera adecuada, para mediar o resolver conflictos, por supuesto los niños lo que van a ir a ejercer en las escuelas, una vez que se regresa a clases, es lo mismo que vieron en casa”.
Por ello, expone que más que analizar si el problema fue la pandemia o el estar aislados, lo que se debe analizar a fondo es, cuál es la referencia que como adultos se les dio a los niños durante la pandemia.
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“Porque hubo muchísimos casos de adultos detonados en trastornos o crisis de ansiedad o en temas de agresiones físicas y verbales y por supuesto esto los niños van y lo replican. Los niños no nacen sabiendo ser violentos, no es algo innato, es una conducta que se aprende, hay algo que se llama aprendizaje vicario, por imitación, es importante mencionar que la referencia de los niños y las niñas somos los adultos”.
¿Se puede pedir ayuda para ser padres ?
Por su parte, el director del Instituto Veracruzano de Salud Mental “Dr. Rafael Velasco Fernández”, Víctor Manuel Villanueva Hernández aseguró que con la pandemia se han perdido habilidades sociales y los menores han hecho uso de los recursos con los que se cuentan. “Recordar que el adolescente y niños generalmente con la agresividad es como se relacionan, recuerdo mucho en mis tiempos de infante que decían que el niño y niña que te molesta es porque quiere contigo y creo que es la forma en la que nos estamos relacionando; hay gente que no puede enfrentar estas situaciones y también por eso se incrementan los riesgos suicidas”.
Además, considera que los menores deben tener papás estables y lo suficientemente firmes y seguros ante ellos, lo que no siempre se da. Señaló que esto es especialmente necesario en los adolescentes toda vez que se encuentran en una etapa de búsqueda de identidad.
En esto coincide la psicóloga Aurora Desseret Flores Blanco, quien apunta que más que analizar si el problema fue la pandemia o el estar aislados, lo que se debe analizar a fondo es, cuál es la referencia que los adultos le dieron a los niños durante la pandemia.
“Porque hubo muchísimos casos de adultos detonados en trastornos o crisis de ansiedad o en temas de agresiones físicas y verbales y por supuesto esto los niños van y lo replican. Los niños no nacen sabiendo ser violentos, no es algo innato, es una conducta que se aprende, hay algo que se llama aprendizaje vicario, por imitación, es importante mencionar que la referencia de los niños y las niñas somos los adultos”.
Así, y ante los problemas de salud mental, recomendó acudir con especialistas, solicitar valoraciones, evaluaciones y diagnósticos pues dijo que para poder diagnosticar ansiedad o depresión se requiere que un especialista en salud mental los diagnostique pues no es una palabra que se deba usar a la ligera ni como una etiqueta para los niños y niñas.
“No es debido, entonces la mejor manera de atenderlo es empezar por nosotros, empezar a identificar si hay algo que tenemos que cambiar, que mejorar, trabajar con la ayuda de un especialista, checar si notamos algunas conductas que sean desfavorables para la salud de nuestras hijas o hijos como que estén golpeando al compañero, que ellos mismos se estén haciendo daño, que estén haciendo comentarios ofensivos y ojo, no nada más en lo próximo, también en las redes sociales, hay que estar muy al pendiente de cuál es el contenido al que están teniendo acceso, los comentarios que están poniendo, hay que estar muy pendientes con la violencia cibernética”.
Expone que uno de los principales problemas que detona que los hijos terminen con problemas de adicciones, de conducta, sensación de abandono, problemas de amigos o pareja tiene que ver con que no se detecta a tiempo que se necesita ayuda especializada.
“Los padres y las madres no somos perfectos, nos vamos a equivocar en algún momento en las elecciones que hagamos o en la manera en que vamos a educar, pero para eso están los especialistas, hay que acudir, no hay que tener pena, el errar como padre y madre es parte de maternar y paternar y se vale pedir ayuda, se vale decir me equivoqué hijo, lo lamento, desde ahí estamos demostrándole a nuestros hijos que los adultos también somos vulnerables”, concluyó.