De manera silenciosa, la hepatitis C se ha convertido en un grave problema de salud pública “mucho más peligrosa que el VIH Sida” y que afecta no sólo a quien la padece sino a su familia y a las instituciones de salud, alertó Rafael Aguirre Cardoza, gastroenterólogo del Hospital General de Zona 11 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
En el marco del Día Mundial contra la hepatitis que se conmemoró este 28 de julio el médico reconoció que aunque los tipos A y B de esta enfermedad también son peligrosos, el tipo C es el más alarmante debido a que es completamente asintomática y hasta el momento no existe vacuna para ella. Detalló que en la mayoría de los casos, la enfermedad se detecta en sus fases terminales cuando el paciente ya padece cirrosis hepática o cáncer de hígado.
“La hepatitis C es la de evolución mucho más agresiva. Es común que se considere que la epidemia del VIH Sida es aquella de la que la población más se debe cuidar y se han hecho campañas masivas para prevenirlas, sin embargo podría asegurar que la hepatitis C cobra una mayor relevancia porque cada vez se detectan más casos de la que se ha llamado ‘epidemia silenciosa’ por carecer de síntomas”, dijo.
Expuso que el sector salud calcula que tres cuarta partes de las personas que padecen hepatitis C no lo saben y que la mayoría obtiene el diagnóstico de manera sorpresiva al someterse a una cirugía o análisis por otra enfermedad o cuando la enfermedad ya está muy avanzada y pone en riesgo su vida.
Dio a conocer que esta situación es sumamente riesgosa debido a que un paciente puede haber vivido con la enfermedad en su organismo durante décadas y por ende, infectando a otras personas sin saberlo toda vez que el contagio de la hepatitis C se da a través de la vía sexual, a través de la transfusión de sangre, por inyecciones contaminadas durante procedimientos médicos o por compartir las agujas y jeringas u objetos personales con un portador.
“Es importante decir que se debe reforzar la prevención para evitar padecerla, pero sobre todo si alguien sabe que estuvo en una situación de riesgo, llámese relación sexual sin protección, contacto con algún enfermo o que recibió una trasfusión de sangre antes de realizarse un análisis de sangre para descartar que la padezca”, explicó.
Aguirre Cardoza reconoció que debido a que se detecta en etapas avanzadas, el tratamiento de la hepatitis C representa altos costos económicos tanto para el paciente y su familia como para las instituciones del Sector Salud. Además, dijo, se trata de una enfermedad sumamente desgastante para el organismo que la padece.
Hepatitis A, la más común; hepatitis B, prevenible con vacuna
El especialista del IMSS explicó que aunque es la más común, la hepatitis A es también la más prevenible y de evolución benigna que no deja un daño crónico a nivel hepático a quienes la padecen. “Es más común en las etapas iniciales de la vida, pero no están exentas las personas mayores de padecerlas”, dijo.
Dio a conocer que para prevenir esta enfermedad basta con aplicar medidas básicas de higiene en casa, lavarse las manos antes de ingerir alimentos, así como evitar comer en lugares pocos salubres ya que para padecerla se tiene que estar en contacto con la materia fecal del enfermo que tuvo o tiene hepatitis A.
Por su parte, detalló que la hepatitis B comienza como un proceso infeccioso (al igual que la A y la C), sin embargo ésta sí puede dejar daño hepático crónico a aquellas personas que la padecen y al igual que la B puede derivar en cirrosis hepática o cáncer de hígado. Sin embargo, destacó que la hepatitis B es considerada mucho menos riesgosa ya que es prevenible mediante la aplicación de un esquema de vacunación disponible en todos los centros de salud.