Los crímenes deben castigarse, no quedar en la impunidad porque vuelven a repetirse, como el caso de Ayotzinapa, señaló la defensora de derechos humanos y Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, durante la conferencia magistral La Universidad como constructora de paz, en la Universidad La Salle.
Al contestar preguntas de los estudiantes lasallistas, la líder indígena guatemalteca expuso que cuando en la actualidad “existen militares en Guatemala que aunque pasen 100 años, no me perdonarán. Denuncié el genocidio en Centroamérica, los crímenes de lesa humanidad, a los jueces de la impunidad, no sólo se quedó en la protesta”, sino que ha luchado por décadas para encontrar a los desaparecidos, entre ellos a sus propios padres.
“Estaría frustrada porque veo que hay crímenes que se vuelven a repetir como el caso de Ayotzinapa y tantos desaparecidos que ustedes conocen”, aseguró Menchú Tum en el Auditorio Adrián Gibert ante estudiantes y académicos.
Destacó que luchó por “50 mil desaparecidos y aquí en México no sabemos cuántos. Mi lucha es así: yo sigo buscando los restos de mis padres, desaparecidos de Latinoamérica”.
No se puede hablar de que están muertos si no hay un acta de defunción que lo certifique: “no hay una constancia de que están muertos. A una persona no se le puede dar por muerta por decreto”, dijo.
Y añadió que después de 38 años, la sociedad civil organizada logró que crímenes de lesa humanidad en Guatemala durante las dictaduras y guerra civil se condenaran.
Relató que en la Embajada de España “logramos demostrar que se usó un químico que no era gasolina ni diésel en un crimen de lesa humanidad. Acreditar la verdad nos ha llevado años de nuestra vida, pero valió la pena para hacer justicia a todas las víctimas de genocidio” del Ejército guatemalteco y paramilitares. Logró que se condenara la discriminación como un delito en Guatemala.