Cuatro a 8 horas diarias de estudio y dedicación entre 6 meses y un año ininterrumpidos fueron la clave para lograr que estos jóvenes -6 hombres y 5 mujeres- hayan obtenido un lugar en las carreras más demandadas: medicina 8, actuaria 1, ingeniería 1, veterinaria 1, de las 122 que ofrece la máxima casas de estudios.
“Los chicos no tienen que ver el resultado aprobatorio como un sueño imposible. En realidad, sí se puede, solo requiere mucho estudio y mucha dedicación y tener en mente que quieres estar aquí de verdad”, dijo en entrevista para El Sol de México, David Vidal Alderete, de 19 años, de la Ciudad de México, egresado del Tecnológico de Monterrey y de familia de médicos. Cursará la licenciatura de médico cirujano.
Él estudió sin reparo “seis meses, entre tres a cuatro horas diarias. Me quedé en el primer intento”. Además de tener claro que se especializará en cirugía reconstructiva y abrirá su consultorio, le encantaría unirse a Médicos Sin Fronteras: “es un sueño”, añade con ilusión.
Regina Quintero, de 18 años, que también estudiará para convertirse en médico cirujano, egresada del CCH-Sur, nos compartió su emoción de“saber que las mujeres podemos igual que los hombres. Aunque ya no se ve tanto la diferencia, es grato que sepan que sí podemos lograrlo”. Tiene la meta de especializarse en oncología o neurocirugía.
Para Israel Aldahir Torres, de 21 años,también proveniente del CCH-Sur, “la máxima casa de estudios es un orgullo y mucha felicidad, no es cualquier cosa, estar en la universidad más importante de Latinoamérica. Me gustó la idea de que fuimos 11 los que tuvimos puntaje perfecto este año y no solo uno, como el año pasado, y saber que sí se puede, me gustaría saber que los chicos le echen muchas ganas y no dejen de estudiar y básicamente es eso: estudiar y estudiar”.
Aunque en su caso se quedó al tercer intento, también en medicina, su deseo es entrar a“un programa de investigación para que haya más investigadores en el país sobre enfermedades nuevas y resolver problemas en México”.
María Fernanda Quintero Rivera estudió el bachillerato en Toluca, Estado de México. Desde niña tuvo la certeza vocacional.“Veía a las personas con sus batas blancas y era muy emotivo. Mis familiares padecen enfermedades cardiacas y por supuesto, eso fue un detonante”, compartió.
Alberto Alexis Tejas Siles, que también estudiará medicina, aseguró que el resultado de su examen “es consecuencia de su esfuerzo. Egresado de la preparatoria 106 de Almoloya del Río, Estado de México, el ahora universitario ofrece realizar su mejor esfuerzo ahora que ha logrado ingresar a la UNAM.
“Me esforcé y estudié un año completo durante casi ocho horas al día… mis anteriores resultados no fueron motivo de desilusión, por el contrario, me impulsaron a dar lo mejor de mí”, aseveró el joven universitario.
Arleth López Ramírez será la primera ingeniera en su familia. El sismo del pasado 19 de septiembre la sorprendió en el lugar donde cursaba el bachillerato: el Instituto Progreso y Esperanza, de la Ciudad de México, donde se sintió con intensidad, y así refrendó su vocación.
“Vi lo de los sismos y es algo que nunca se va a acabar. Me gustaría hacer la diferencia entre varias constructoras, entre varios ingenieros que no han hecho un buen trabajo, y que la gente se sienta satisfecha y segura de lo que invierte. Deseo tener mi propia constructora, sé que se empieza desde abajo, pero nunca es imposible lograrlo”.