Especialistas de la UNAM exhortan a la población a donar un diente de inevitable extracción por periodontitis u otra causa, o una huella labial, para investigación en odontología con fines forenses.
México fue calificado en 2018 como el país de las fosas clandestinas, pues en 11 años (2006-2016) fueron encontradas cerca de 2 mil. De ellas, las fiscalías de investigación recuperaron 2 mil 884 cuerpos, 324 cráneos, 217 osamentas, 799 restos óseos y miles de pedazos de huesos. Hasta 2017, solo habían sido identificados mil 738 víctimas.
Ante la falta de resolución de las fiscalías, los familiares de las personas desaparecidas construyeron un biobanco: Red de Ciencia Forense, que cuenta con aproximadamente 450 muestras de un registro de 900 familias, para identificar los restos humanos.
Son restos de saliva, cabello o uñas, dientes, huellas de lápiz labial, etcétera, que sirven para comparar los registros de material genético con lo que se llega a encontrar en las fosas.
El objetivo de este biobanco es que sea un repositorio de información genética, utilizado como base de referencia para la identificación de restos humanos en ausencia de una base nacional de referencia.
“Las familias que han sido víctimas de la violencia o que tienen un familiar desaparecido han creado redes de apoyo y hacen el trabajo de campo, van a las fosas, caminan entre los restos y recopilan la información para ver si coincide”, señaló Amaranta Manrique, colaboradora del artículo Biobancos y registros médicos electrónicos, el cual fue elaborado en colaboración con la Oficina de Información Científica y Tecnológica para el Senado de la República y la Cámara de Diputados (INCyTU), en entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico AC.
Hasta ahora, las bases de datos que contienen los perfiles genéticos funcionan a nivel local o estatal, por ejemplo: la Procuraduría General de la República y la División Científica de la Policía Federal, y el Instituto de Ciencias Forenses de la CDMX, tienen bases de datos de perfiles genéticos propias, así como software de gestión específicos a cada uno.
No obstante, “los biobancos forenses en México son ineficaces, principalmente por la falta de comunicación entre ellos. Además de que la información que tienen no está homologada, lo que dificulta la búsqueda”, opinó Amaranta Manrique.
Así, la identificación de restos es un proceso legal de responsabilidad y obligación del Estado —dijo— pero es indispensable la colaboración e inclusión de la ciudadanía en la búsqueda e identificación, con investigaciones centradas en las víctimas.
Manrique concluyó que los biobancos y los registros médicos electrónicos tienen muchos beneficios potenciales, tanto para los individuos como para toda la sociedad, pero requieren de una regulación apropiada para su operación, que incluya calidad, buenas prácticas de manejo de muestras, supervisión ética y legal.
En México existen otros biobancos y Registros Médicos Electrónicos (RME) como: Laboratorio Nacional Biobanco que tiene fines de investigación biomédica y Centro de Atención e Investigación Médica CAIMED, que es una organización internacional con operaciones en América Latina y el Caribe, en nuestro país operan un proyecto para uso de RME en estudios clínicos.
Por su parte, Ivet Gil-Chavarría, de la Facultad de Medicina, exhorta a la población a donar un diente de inevitable extracción por periodontitis u otra causa, o una huella labial, para investigación en odontología con fines forenses.
“Son fuentes de información que nos ayudarán a generar conocimiento útil en la procuración de justicia y en la identificación de personas”, dijo.
“No se trata únicamente de conformar colecciones y bases de datos, y publicar resultados, sino sobre todo de desarrollar conocimiento que coadyuve a resolver el gran problema nacional de la gente desaparecida y no identificada”, precisó.