Christopher Landau cumplió esta semana un año de haber jurado como embajador de Estados Unidos, convirtiéndose en el representante de la Casa Blanca más conocido en México gracias al uso de las redes sociales, principalmente de Twitter, la cual ha sabido aprovechar para ganarse la simpatía de los mexicanos durante su estancia en nuestro país.
Compartiendo desde sus recorridos por mercados típicos como el de Jamaica, museos y calles de la Ciudad de México, hasta sus gustos por los tacos al pastor o los chiles en nogada y alguno que otro reclamo por el manejo del sector energético por parte del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador o por malinterpretar sus declaraciones, Landau ha logrado sumar más de 252 mil seguidores en Twitter donde lo mismo responde consultas de carácter consular, que anuncia inversiones millonarias de su país en territorio mexicano.
El abogado constitucionalista, nacido en Madrid, España, ha sorprendido porque a pesar de su escasa experiencia diplomática, aunque su padre fue embajador en Paraguay, Chile y Venezuela, y el bajo perfil con el que llegó a México en agosto de 2019, ha resultado un eficiente interlocutor entre las administraciones de Donald Trump y López Obrador, quienes mantienen una relación de respeto e incluso de “amistad”, según han declarado ambos mandatarios.
Landau, a quien sus amigos lo llaman el “abogado de abogados” por su desempeño en los tribunales de apelación en Washington, se estrenó en México en medio de la crisis migratoria y las intenciones de Trump de presionar a nuestro país con medidas arancelarias, si el gobierno de López Obrador no frenaba el paso de centroamericanos en su frontera sur, lo que México ha venido cumpliendo con el endurecimiento de su política migratoria.
Luego de conocer la realidad mexicana, convivir y compartir gustos, el embajador entró de lleno a su encomienda, el 26 agosto presentó cartas credenciales al presidente López Obrador en Palacio Nacional, un día después sostuvo la primera de varias reuniones con los secretarios de Relaciones Exteriores, Seguridad y Protección Ciudadana; más tarde, también con los titulares de Gobernación, Economía, Trabajo y Agricultura, así como de la Suprema Corte; la Cámara de Diputados y Senadores, entre otros.
Además, Landau, el trigésimo primer embajador de Estados Unidos en México desde 1899, fue protagonista, junto con el subsecretario para América del Norte de la cancillería mexicana, Jesús Seade, y su contraparte en Washington, Martha Bácerna, en el camino a la entrada en vigor del T-MEC en julio pasado. El estadounidense gestionó junto con el canciller Marcelo Ebrard, la reunión de los presidentes Trump y López Obrador en la Casa Blanca durante la segunda semana del mes de julio.
Durante este tiempo, el embajador Landau ha salido al paso en un par de ocasiones en notas periodísticas en las que dijo se “tergiversaron” sus declaraciones sobre que no era buen momento para invertir en México.
“Lo que dije es que los inversionistas buscan certidumbre y no hay nada peor que cambiar las reglas del juego. Este es un momento dorado para que México atraiga inversión extranjera. Como amigo de México no quiero ver un enfrentamiento entre el Gobierno Federal y el sector privado. México es un país atractivo para la inversión extranjera y continuaré colaborando con las autoridades para fomentar la inversión”, puntualizó luego de recibir diversas críticas en su Twitter tras sus primeras declaraciones.
Christopher Landau, según considera Raquel Saed, académica de la Universidad Iberoamericana, especialista en política y medios de Estados Unidos, ha jugado un papel más diplomático que político, “en un momento en el que incluso usar cubrobocas en Estados Unidos, se vuelve político”.
“El embajador Landau se ha manejado en México con una postura moderada incluso alejada del discurso extremo y agresivo de Donald Trump, a pesar de ser su jefe”, afirmó la experta en entrevista con El Sol de México.
De acuerdo con la académica el futuro de Landau en México no necesariamente dependerá de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, pues aunque el republicano Trump no gane la reelección, el puesto de embajador es asignado hasta para cuatro años o más, por lo que si el candidato demócrata, Joe Biden, consigue la Casa Baca, podría decidir mantenerlo en México.