Octavio Paz no renunció en el 68

Te compartimos un fragmento del libro "La conspiración del 68: los intelectuales y el poder, así se fraguó la matanza", de Jacinto Rodríguez Munguía

Jacinto Rodríguez Munguía

  · martes 2 de octubre de 2018

Gustavo Díaz Ordaz no dejó pasar la oportunidad, quizás la última para poner un clavo podrido en la historia personal de Octavio Paz, ese poeta que le dejó la embajada de India en protesta por la masacre de Tlatelolco: “¡Ese qué va a renunciar!”. Y fue cierto, no dimitió y siguió cobrando, además vendió más libros desde el momento en que estalló el escándalo.

Una tarde comencé a revisar los varios tomos del expediente de Octavio Paz. Algo que llamó mi atención fueron los puntuales registros administrativos de cada movimiento de los servidores públicos, en este caso de los diplomáticos.

Las peticiones de vacaciones por adelantado, los permisos para asistir a conferencias o para avanzar en la escritura de algún libro, presentaciones, invitaciones especiales a universidades, cursos, etcétera.

Todo está propiamente anotado: los cambios de una representación diplomática a otra. La logística y los recursos que invierte la SRE para el traslado de familiares y de los funcionarios. Los cuidados y la atención de salud para los familiares.

En exclusiva con ABC Radio, Jacinto Rodríguez Munguía da detalles de su libro sobre el 68

En el caso de Octavio Paz es interesante apreciar cómo en todo momento la SRE lo apoyó a él y a su familia, sobre todo a su esposa Elena Garro y su hija Helena. Cuando se produjo el largo y tortuoso proceso de separación de Paz y Elena Garro, la cancillería puso a disposición del escritor todo el apoyo administrativo.

Por ahí merodean cientos de documentos de Paz. Sus cartas, sus reflexiones, las elucubraciones de quien no perdía su genialidad de ensayista ni siquiera en documentos oficiales.

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Ésas son las entrañas del ogro burocrático, la de los documentos aburridos, con un lenguaje llano, sin grandes declaraciones, sin nada que decir para la historia. Y entre esos papeles surgió una primera alerta: las cartas que cruzaron Paz y Carrillo Flores en diciembre de 1964, al arribo de Díaz Ordaz a la presidencia.

Al asumir el nuevo presidente, es costumbre y ley que los servidores públicos presenten su “renuncia” de manera voluntaria para que la nueva administración decida si continúan o no en el puesto. Éste fue el caso de Octavio Paz, de acuerdo con la siguiente carta, fechada el 22 de diciembre de 1964.

Sr. Octavio Paz

Embajador de México

Nueva Delhi, India

Muy querido amigo:

Quiero ante todo agradecer la felicitación contenida en su carta del día 3. Ojalá que sus buenos augurios los confirme el tiempo y esa resultante de esfuerzo y destino que tantas veces rige nuestra vida.

Recibí también su renuncia como embajador de México. Di cuenta de ella al señor presidente Díaz Ordaz y me complace decirle que él tuvo a bien resolver que siga usted colaborando con el Servicio Exterior Mexicano al cual usted prestigia tanto por lo que hace como por lo que es. Creo que puede usted contar con que permanecerá en la India, al menos mientras yo sea el responsable de esta cancillería, por el tiempo en que se sienta usted a gusto e interesado con su trabajo.

Leo casi todo lo que usted publica. Me gustaría de cuando en cuando recibir, para mi disfrute personal, cosas suyas que todavía no llegan a la imprenta o que se aparezca en publicaciones que no sean de acceso fácil a los no especialistas.

Le llegará éste tal vez después de Navidad, pero espero que antes del inicio de un año en que le deseo toda suerte de aventuras.

Ahí estaba la supuestamente inexistente palabra “renuncia”.

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Otro de esos fríos e insensibles documentos que habitan el archivo personal de Octavio Paz da cuenta de la existencia de la renuncia como una posibilidad de dejar el Servicio Exterior Mexicano. El acuerdo 5-A 1067 del 11 de abril de 1958 dice textualmente:

C. Director general del servicio diplomático

Expídase nombramiento por un mes a partir del 16 de los corrientes, en favor del C. Octavio Paz, actualmente enviado extraordinario y ministro plenipotenciario supernumerario, como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de base, para el desempeño de una comisión oficial en los Estados Unidos de América.

En consecuencia, durante el periodo de tiempo mencionado el interesado causará baja en la plaza SE-02-01-148 y ocupará la plaza SE-02-01-3 (3), actualmente vacante por la renuncia que con fecha 1 de febrero de 1958 presentó el Lic. Anselmo Mena Barbosa.

Firma: Lic. Luis Padilla Nervo.

En la constancia de nombramiento expedida el 16 de abril de 1958 se reafirmó que Anselmo Barbosa Mena habría causado baja por renuncia. Es decir, el mismo Paz sustituía a alguien que había renunciado a su puesto.

Si la renuncia era una posibilidad, ¿por qué la solicitud de disponibilidad?

El acuerdo 5-A 356 del 17 de octubre de 1968 da cuenta de manera oficial y en sólo seis líneas del cambio de la situación laboral de Octavio Paz:

A solicitud del interesado, póngase en disponibilidad a partir de esta fecha, al C. Embajador Octavio Paz.

Proporciónese al interesado y su esposa pasajes de regreso de Nueva Delhi, India, a esta capital.

Notifíquese y cúmplase.

El secretario. Antonio Carrillo Flores.

El término exacto es disponibilidad, con una extraña primera frase: “A solicitud del interesado”.

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Al día siguiente, el 18 de octubre, la SRE emitió un boletín oficial:

El embajador de México en la India, señor Octavio Paz, con base en las versiones que la radio y la prensa extranjeras dieron de los recientes sucesos de la Ciudad de México, ha solicitado ser puesto en disponibilidad.

En virtud de que es muy grave que un embajador de México, dando crédito a versiones inexactas, difundidas por ciertos órganos de información extranjeros, juzgue al país o al gobierno que representa, la Secretaría de Relaciones Exteriores, por acuerdo superior, ha resuelto conceder al embajador Paz su separación del Servicio Exterior Mexicano.

* Fragmento del libro "La conspiración del 68: los intelectuales y el poder, así se fraguó la matanza", de Editorial Debate. Publicado con permiso del autor.

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