El Covid-19 se lo llevó de un día para otro y solo les dejó sus recuerdos. Francisco López, un jefe de familia preocupado siempre por esposa e hijos, no tuvo tiempo de despedirse y falleció a finales de agosto en Guadalajara.
Silvia, su esposa, y sus cinco hijos todos los días tienen anécdotas de él para recordar, que a su corta edad comenzó a trabajar y había consolidado una vidriera como negocio familiar.
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Lo recordamos mucho, porque era incansable. Siempre, aunque se sintiera mal, él trabajabaCuenta la familia sobre Francisco López
En la vidriera ahora trabajan algunos de sus hijos, a quienes los clientes conocen como “Los Panchitos” y con un moño negro en la puerta siguen en el negocio que su papá forjó a su llegada a Guadalajara hace más de cuatro décadas, pues él nació en la Ciudad de México.
Para honrarlo en este primer Día de Muertos, más que un altar, montarán “un mercadito”, pues creen que Pancho, a quien también recuerdan como “Chititín”, disfrutaba de todas las comidas y botanas, aunque tenía preferencia por el helado y harán una simulación para la ofrenda con plastilina, además de birria de chivo, el menudo que no faltaba los domingos para desayunar, tejuino, mezcal y por supuesto tequila, pues como un jalisciense por adopción, lo disfrutaba.
“Fue una persona dedicada a su familia, era un amor hasta exagerado, él siempre nos dedicaba todo, más a mí, iba a servicios a otros lugares y me llevaba, siempre era procurarme, siempre atento a las necesidades de su familia”, dijo Silvia, con quien en diciembre próximo cumpliría 35 años de casado y casi 40 años de conocerse.
¡Hasta pronto Chititín!