A unas horas de que arribe a México una nueva caravana de migrantes, nuestro país y Estados Unidos acordaron establecer una estrategia para afrontar la problemática de los flujos de centroamericanos que buscan llegar a la Unión Americana pasando por nuestro país.
La caravana de tres mil centroamericanos, principalmente hondureños, llegó ayer a Guatemala, y se espera que a lo largo de hoy llegue a la frontera con México, donde de acuerdo a lo dicho por las autoridades de nuestro país, no obtendrán salvoconductos para cruzar a Estados Unidos.
A este grupo se le debe de sumar otros migrantes que se encuentran que se encontraban en Tecún Umán, Guatemala, esperando la llegada de la caravana, quienes ya empezaron a ingresar a territorio mexicano en grupos pequeños ante la falta de vigilancia de la Guardia Nacional y el Instituto Nacional de Migración.
Desde la noche del miércoles y ayer a primera hora del día, grupos de hasta 15 personas aprovecharon la falta de vigilancia para cruzar en las balsas al país, en espera de la caravana.
Los indocumentados están pasando de esa manera para no llamar la atención de las autoridades y estar en suelo mexicano para unirse al éxodo centroamericano que se espera que pase por el municipio de Suchiate.
Balseros que movilizan a personas a través de ambos países, en balsas hechas de cámaras de llantas y tablas, mencionaron que desde anoche iniciaron a pasar grupos pequeños de migrantes
La alcaldesa de Suchiate, Sonia Eloína Hernández Aguilar, afirmó que 60 personas ingresaron hoy a su municipio por el río Suchiate en espera del éxodo centroamericano.
Explicó que por la llagada de la caravana ya se preparan dos albergues para atender a los extranjeros que están saliendo de su país por la violencia y falta de empleo.
“Las indicaciones de la secretaría de Gobernación han sido precisas, si los migrantes quieren ingresar de manera violenta e irregular serán deportados a su país de origen”, puntualizó.
En este contexto, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dependiente de la ONU, pidió al gobierno mexicano impulsar las reformas legislativas necesarias, que garanticen los derechos de todas las personas, migrantes y habitantes de las comunidades receptoras.
En su último Diagnóstico para Monitoreo de Flujos y Seguimiento a la Movilidad 2020, dedicado a la ciudad fronteriza de Tapachula, en Chiapas, considerado el municipio mexicano por donde más migrantes ingresan cada año, la OIM recomienda además la generación de políticas públicas que beneficien a la población migrante, y a la población receptora que los acoge, potencializando las oportunidades de desarrollo social y económico que una migración ordenada y segura puede brindar y disminuyendo los riesgos a los que están expuestas los indocumentados al migrar de manera irregular.
Los resultados del estudio ponen en evidencia las principales necesidades que enfrentan los migrantes en Tapachula, entre las que destacan atención médica y el acceso a información sobre los procesos migratorios. Asimismo, la barrera idiomática es determinante, según el informe elaborado a través de una serie de entrevistas realizadas en el municipio chiapaneco, en las dificultades que enfrentan las personas migrantes extrarregionales durante el viaje hacia Estados Unidos.
Entre los principales riesgos para la población migrante en la zona destacan la inseguridad comunitaria, discriminación y xenofobia, y el hacinamiento en centros de recepción y albergues.
Según el estudio, 77 por ciento de los migrantes, en su mayoría centroamericanos, que han intentado cruzar el territorio mexicano hacia la Unión Americana, ha sufrido de trastornos emocionales relacionados con estrés y ansiedad en el último año. Las personas migrantes reconocen que la razón de esta situación es generada por la incertidumbre de realizar un proyecto migratorio no planificado y por la situación que se vive en sus países de origen.