Al llegar a los 80 años de la fundación de la Universidad Iberoamericana el rector, Luis Arriaga Valenzuela, afirma que la Compañía de Jesús siempre ha sido una fuerza transformadora en México, constructora de la identidad nacional desde el siglo XVI, innovadora y siempre abierta al diálogo plural y el debate a favor del país.
En entrevista con El Sol de México el rector asegura que como herederos de esa tradición centenaria la Iberoamericana, con sede en la Ciudad de México, es una universidad inclusiva con vocación pública, que se distingue por su excelencia académica, su incidencia en la sociedad global y llamada a construir y seguir transformando con inteligencia.
El escenario político no escapa al quehacer docente y de investigación, pero frente a la polarización política en México Arriaga Valenzuela enfatiza que se requiere la reconciliación nacional.
“El mensaje es que la Iberoamericana es un espacio siempre abierto al diálogo con todos. Creemos en la pluralidad y también en el debate a favor de México”.
Sin hacer referencia directa al proceso electoral del próximo año el rector afirma que se avecinan “tiempos agitados”.
Rector ¿Cuál es el legado de la Compañía de Jesús en México en materia educativa?
La Universidad Iberoamericana, confiada a la Compañía de Jesús, mantiene la fortaleza y el legado centenario que nos permite imaginar nuestro futuro. Se trata de un proyecto civilizatorio que tiene su antecedente en 1943, pero que es heredero de la presencia de los primeros jesuitas en nuestro país en 1572, es decir, hace más de 500 años y ha contribuido a la construcción de la identidad nacional.
La Compañía de Jesús siempre ha sido una fuerza transformadora en México y constructora de la identidad nacional desde el siglo XVI.
Aprovecho para comentar que hasta hace una semana tuvimos una exposición en las rejas del Bosque de Chapultepec que denominamos Edificaciones de la Compañía de Jesús en México en la que dimos una muestra de la influencia cultural Jesuita en la Nueva España.
Se trata de mapas, portadas de libros, fotografías, aportaciones cartográficas que se integraron al proceso de identidad nacional.
En el campo de la arquitectura la Compañía tuvo una de las aportaciones más modernas de la época no solo por la composición de las edificaciones sino también porque dieron pauta al trazo de la Ciudad de México y el desarrollo urbanístico.
Se reconoce que la Biblioteca de la universidad tiene en su acervo ocho de los archivos más importantes de aquella etapa y hoy son parte de la Memoria del Mundo.
¿Cómo se traduce ese legado en el quehacer en la Iberoamericana?
Se traduce como un proyecto civilizatorio con alcance global. Nos reconocemos como una Universidad Jesuita de referencia… La visión que tenemos del proyecto civilizatorio no es como filantropía ni caridad sino como una sociedad de derechos accesibles para todos.
Los proyectos que impulsamos al interior de la institución tienen como objetivo la construcción de la paz y contra la violencia. Queremos ser fieles a la tradición, pero al mismo tiempo estar a la vanguardia.
¿Y también como una institución de excelencia académica?
A sus 80 años la Iberoamericana está comprometida con la educación de excelencia, creemos que la excelencia y nuestra fuerza es la excelencia humana... Es el liderazgo y el quehacer heredados desde la Compañía que rompe con los esquemas actuales.
Rector ¿qué opinión le merece el entorno político y social en el que se encuentra México e impacta a la institución?
La Ibero y el país viven un momento de cambio en el que también vemos un país polarizado que requiere de la reconciliación. Las instituciones educativas pueden aportar, inspirar no sólo porque se distinguen por su excelencia académica sino, también, porque inciden en la sociedad global y en nuestro caso con el sello de la Compañía de Jesús…
Quisiera comentar, dejar el mensaje, que la Universidad Iberoamericana es un espacio siempre abierto al diálogo con todos. Creemos en la pluralidad y también en el debate a favor de México porque se avecinan tiempos agitados.
La Universidad es una casa abierta al diálogo entre las diversas posturas, es plural y tolerante, en donde es posible el debate con respeto.
¿Cuál es el perfil de profesionales que busca formar la Iberoamericana?
Formar hombres y mujeres comprometidos con los demás, con una alta fuerza crítica pero también propositiva.
¿Muchos líderes en lo político, social y económico?
El liderazgo tiene sentido cuando se centra en la mejora de la vida en el mundo y no en una visión egocentrista. En la medida en que cada uno de ellos está comprometido con una mejor sociedad… Ahí son importantes los proyectos que impulsamos más allá de las aulas en los que nos involucramos con quienes viven en el entorno y desarrollamos diversos proyectos de servicio social.
Nuestra meta no es formar mujeres y hombres para sí, sino para los demás, que nos permita contribuir con la investigación de alta pertinencia con la sociedad. Siempre acompañando a la universidad pública y particular, porque somos una institución transformadora.
La educación es la herramienta más poderosa de la transformación social, de ahí que nuestro proyecto sea articulador para la formación de nuevos profesionales.
Un proyecto de universidad de innovación para hacer más trabajo interdisciplinario y de apoyo a la investigación.
¿Qué sigue?, ¿cuál es la proyección al futuro?
Construir un horizonte en el que también estemos llamados a transformar con inteligencia. Estamos por compartir nuestro horizonte estratégico próximamente en el que de nuevo buscamos ser referente en el largo plazo y para ello nos planteamos cinco ejes rectores: consolidarnos como una universidad firme de excelencia humana integral.
Mantener ese papel de ser una universidad que incide en la sociedad, que promueve la internacionalización, pero también que atiende y saber se intercultural.
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