El gobierno de México le ha apostado más al financiamiento público destinado a las energías fósiles, lo mismo que ha hecho enormes proyectos de infraestructura contaminantes y ha dejado fuera el financiamiento climático, coincidieron especialistas del Consejo de Crisis Climática de la Organización Editorial Mexicana (OEM).
En los últimos años las inversiones en torno a las energías renovables, de electromovilidad o crear ciudades sostenibles no se han puesto sobre la mesa de los proyectos gubernamentales, por lo que se debe dar pie a canalizar financiamiento para diversos proyectos y que se adecuen a la crisis que enfrenta en la actualidad el país, de lo contrario se agudizará y se convertirán en una problemática difícil de solucionar.
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El gobierno no ha puesto en sus prioridades el tema climático sustentable, con mucho compromiso para la naturaleza, y estamos en un contexto energético donde se sigue apostando la mayoría del financiamiento público para las energías fósiles y los proyectos de grandes infraestructuras contaminantes, destacó Aureliant Guilabert, activista y miembro permanente del Consejo de la OEM.
Al respecto coincidió Francisco Ayala, activista socioambiental, al denunciar que en el país se vive la ausencia de un plan ambiental profundo: “Si no empezamos a canalizar financiamiento para que proyectos de diversas escalas que puedan ir adecuándose a la crisis que estamos ya enfrentando, y que cada vez se va a agudizar más, va a ser muy difícil solucionar los problemas de hoy y trabajar hacia la regeneración”.
Por su parte, Sandra Guzman, especialista en financiamiento climático y miembro permanente del consejo de la OEM, agregó que el país se encuentra en un estado donde la economía ha privilegiado los combustibles fósiles.
“Lo que entra para combatir el cambio climático no tiene nada que ver con lo que usamos para generarlo. Y lo mismo en presupuestos versus presupuestos en carbono. Lo que gasta México para atender la crisis climática es absolutamente mínimo frente a lo que gasta para generar la crisis climática”, expuso.
Esto lo expresó ante una presentación de datos, donde analizó el contexto de las finanzas en América Latina y el papel de México, en cuanto al financiamiento climático sostenible, donde los resultados para el año 2022, con datos a 2021, muestran que ningún país de América Latina –de los 20 países más emisores–, tiene finanzas sostenibles, balanceadas.
“Quiero resaltar el caso de México, lleva de los tres años que llevamos haciendo este índice y oscila en finanzas sostenibles muy bajas”, dijo y ejemplificó el caso de Cuba que “es un país que recibió en 2020 y 2021 mucho para el desarrollo. Y de todo eso, 42 por ciento se dedicó al cambio climático, es decir, tiene ese recurso disponible”.
En cambio, subrayó, México aparece como un país que sí sigue recibiendo recursos internacionales asociados al cambio climático. Sin embargo, ya no es uno de los principales destinatarios del recurso internacional y ha bajado algunos peldaños. “Colombia empieza a ser un país que recibe más que México y pues obviamente ustedes saben que esto responde a la falta de políticas fuertes”, destacó.
Durante la reunión del consejo, presidida por Marta Ramos, el experto en finanzas climáticas, Sergio Duarte, explicó en qué consiste el financiamiento climático, y señaló que es aquel que está relacionado a medidas de mitigación del impacto climático, financiamiento del carbono, que es trabajar mucho con las emisiones de CO2 e involucrarse al mercado de emisiones, el impuesto al carbono y más.
“Esta es la parte de financiamiento verde. Puede ser en ciudades o en zonas rurales en donde tratamos de desarrollar esta infraestructura verde, que son bosques, parques o todo lo que sea verde, financiamiento ambiental, que ya tiene un poco más la parte de los otros pilares del sector ambiental como son la gestión del aire, contaminación del suelo, contaminación del agua, etcétera. Y hay más instrumentos de sustentabilidad que se relacionan a la parte social, a cerrar brechas de equidad sustantiva de género, etcétera”, expresó.
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Así mismo dijo que al invertir en proyectos de sustentabilidad, se generan beneficios que se ven traducidos en forma de ahorros. Además que en términos de política pública hay un sin fin de oportunidades para transicionar a ciudades limpias, ciudades sustentables y justos con la sociedad.
“Cuando las ciudades necesitan financiamiento, cuando la ciudad le ofrece un servicio a las personas sin ánimo de repago o este flujo de efectivo positivo no se ve tanto en forma de ahorros, sino tal cual, si está viendo dinero nuevo entrando a las cuentas”, puntualizó.
Por otra parte Francisco Ayala explicó que el país cuenta con los recursos humanos, conocimientos científicos y tecnológicos, lo mismo que una capacidad de procesamiento y almacenamiento de la data necesaria para que se pueda iniciar a organizar y administrar de manera adecuada los recursos de financiamiento climático para que fluyan.
No sólo esos. Propuso que los financiamientos se den como una especie de financiamientos al menudeo.
“Hoy estábamos preocupados por los grandes bonos, los bonos verdes, pues siempre se van a proyectos de una escala gigante, no de los pequeños proyectos que muchas veces somos los que estamos en la trinchera, así, picando piedra y organizando a las comunidades, fortaleciendo el tejido socio ambiental, que es básico para cambiar la visión desde una trinchera en una escala más cotidiana. Pues es ahí tiene que también llegar ese financiamiento”, finalizó.
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