En medio de la epidemia de Covid-19 surgió una “segunda enfermedad” otro enemigo que es igual de peligroso y creciente: “la desinformación o desinfodemia”, aseguró el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.
Al dar a conocer las tendencias mundiales en libertad de expresión y desarrollo de los medios de comunicación, la Unesco afirmó que “a pesar del crecimiento récord de los índices de audiencia, la salud de la industria de los medios de comunicación está en riesgo. Los ingresos por publicidad han caído repentinamente. El Foro Mundial sobre el Desarrollo de Medios ha reportado que algunos de sus miembros han visto una baja de 70 por ciento en ingresos publicitarios”. Hasta ahora se advierte que el impacto económico del Covid-19 puede representar una amenaza existencial para el periodismo.
Pudo identificar a través de diversos estudios que durante la pandemia cuatro de cada 10 mensajes que se distribuyeron en las redes sociales son de información falsa, engañosa y se han tenido que bloquear alrededor de ocho millones de correos electrónicos por día en Google.
El documento señala en relación con la supervisión global de la libertad de prensa, el Instituto Internacional de la Prensa (IPI), a través de su monitoreo de la libertad de los medios, registró 140 casos de violaciones de la libertad de prensa relacionadas con la pandemia del Covid-19, incluyendo arrestos y cargos criminales, censura, restricciones al acceso a la información, regulaciones excesivas sobre “noticias falsas” y ataques verbales o físicos.
Reporteros sin Fronteras ha documentado ataques contra al menos 125 periodistas en 29 países, incluyendo expulsiones, arrestos, interrogatorios, violencia policial, retiro de pases de prensa, exigencias de disculpas públicas y decomiso de dispositivos electrónicos. Se han registrado más de 20 casos de periodistas que han sido impedidos de informar sobre el Covid-19, según la organización Índice de Censura.
A medida que el nuevo coronavirus ha alcanzado a casi todos los países del planeta, una circulación masiva de información falsa se ha extendido tan rápido como el propio virus. Estas mentiras han ayudado a allanar el camino de la infección y han contribuido a sembrar el caos en las sociedades que están respondiendo a la pandemia. Al reconocer el peligro, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, advirtió que “nuestro enemigo es también el creciente aumento de la desinformación”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado esta “desinfodemia” como una verdadera “segunda enfermedad” que acompaña a la pandemia de Covid-19, que es “una sobre abundancia de información, algunas veces precisa, otras no, que dificulta que las personas encuentren fuentes fidedignas y orientación confiable cuando la necesitan”.
El periodismo es clave para proporcionar información fidedigna en medio de esta amplia “infodemia”, para combatir los mitos y rumores. Sin la acción del periodismo, el contenido falso puede expandirse de manera desenfrenada, señaló.
Algunas cifras sobre la “desinfodemia” que presentó la Unesco muestran que en un análisis de aprendizaje automático (machine learning) de 112 millones de posteos públicos realizados en 64 idiomas en distintas redes sociales, todos relacionados con la pandemia, los investigadores de la Fundación Bruno Kessler detectaron que 40 por ciento de los mensajes provenían de fuentes poco fiables.
Otro estudio, elaborado por la Fundación Observatorio de “Infodemia” Covid-19, que utilizó técnicas de aprendizaje automático, encontró que casi 42 por ciento de los más de 178 millones de tweets relacionados con el Covid-19 fueron producidos por bots. El 40 por ciento de ellos, además, fueron calificados como “no fiables”.
Aproximadamente un tercio de los usuarios de redes sociales han informado haber leído información falsa o engañosa sobre el coronavirus, señaló un estudio del Instituto Reuters realizado en seis países.
El Centro Pew, por su parte, ha constatado que las personas que suelen utilizar las redes sociales para acceder a las noticias tienen mayores posibilidades de verse expuestas a contenido falso.
En marzo fueron identificados en Facebook alrededor de 40 millones de mensajes problemáticos relacionados con Covid-19, de acuerdo con la compañía. “Cientos de miles de fuentes/ elementos de información errónea pudiendo acarrear un daño físico inminente” han sido también eliminadas, agregó la empresa.
Otros 19 millones de los casi 50 millones de tweets relacionados con el Covid-19 y analizados mediante inteligencia artificial (38 por ciento del total) por Blackbird.AI, fueron considerados como “información o contenido manipulado”.