MINERAL DEL CHICO. En Santa Inés, municipio de Mineral del Chico, en medio del bosque sólo llega el olor a humo, aroma de leña quemada de algunas de las casas que se distinguen en los cerros y los caminos de terracería. En este poblado que se encuentra a 77 kilómetros de la ciudad de Pachuca, sólo una de las familias cuenta con televisión, no hay teléfonos, menos internet y tampoco casos de Covid-19.
Juan de Dios se prepara para el inicio de clases y su sueño es ser mecánico para arreglar sus juguetes, mientras Pedro, uno de sus seis hermanos, piensa en el día que le digan licenciado.
A partir del lunes, ellos serán de los pocos niños en el país que podrán ver a sus maestros para arrancar el ciclo escolar 2020-2021, la falta de televisión e internet en comunidades de alta y muy alta marginación hacen que Aprende en Casa II, el programa del gobierno federal no pueda seguirse, por lo que Juan de Dios y Pedro y los estudiantes de ese lugar recibieron las Guías y libros de texto para preescolar, primaria y secundaria con los que arrancarán las clases con ayuda de sus mamás, algunas de ellas sí cursaron secundaria.
En México existen 22 mil comunidades como Santa Inés, Hidalgo, en las que 301 mil niños y jóvenes iniciarán clases este 24 de agosto con el apoyo de 32 mil líderes o maestros del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), que acudirán hasta esos sitios, al menos una vez por semana, para dar asesoría y cursos en opciones multigrado.
Jesús Hernández Mejía y Brisa Abigail Ponce Cruz, de 24 y 20 años, coordinador académico de seguimiento y líder para la educación comunitaria, respectivamente, llegaron el viernes a la comunidad de casas con techos de lámina y madera a entregar los materiales.
La Organización Editorial Mexicana (OEM) los acompañó en la travesía de recorrer los caminos sinuosos para que todo quede listo para el inicio de clases. Jesús y Brisa cuentan durante el trayecto que en esa comunidad de mineros y campesinos solo hay un televisor en Santa Inés, y que es difícil se reúnan todos los niños en torno al mismo, por la larga distancia que hay entre casa y casa lo impide, además de las medidas de sanitarias para evitar la propagación del Covid-19.
Cecilia Mejía Salinas, la mamá de Juan de Dios Pedro, Evelin, Mireya, Luis, Ana Isabel y Bibi dice que la entrega de libros “es una ayuda para que aprendan más nuestros niños, que sigan sus estudios para que salgan adelante”.
En otro punto del pueblo, Evelin, quien solo terminó la escuela secundaria por falta de dinero en la familia confía que sus hermanos sí puedan seguir lo que ella no pudo: “Que salgan adelante estudiando, para que hagan una carrera y no batallen después”.
Los nueve niños de Santa Inés asisten a la escuela, que en realidad son dos aulas y a la vez dormitorio del maestro que imparte primaria en la escuela Francisco Villa y del preescolar Niños Héroes, a la que asistirán cuando así se pueda hacer y con medidas sanitarias.