Por primera vez en la historia de México y a 50 años de la masacre estudiantil de 1968, la Bandera Nacional fue izada a media asta en el Zócalo de la Ciudad de México, con la participación de los tres Poderes de la Unión.
Se trató de una ceremonia solemne a la acudieron por el Gobierno federal, el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, por el Judicial, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar Morales, así como el Poder Legislativo, en la persona del presidente del Senado, Martí Batres Guadarrama y la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Dolores Padierna Luna.
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Estuvieron presentes senadores y diputados de otros partidos políticos, entre ellos del PRI, el ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, del PRI; el ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, del PRD; y del PAN, Xóchitl Gálvez, entre otros de Movimiento Ciudadano y PT.
La gente comenzó a reunirse al filo de las 07:00 horas a esperar a las 08:00 horas cuando fue izada la Bandera a la memoria de quienes perdieron la vida en el 68.
La Banda de Guerra entonó el Himno Nacional y el senador Martí Batres, acompañado por los otros Poderes, rindieron honores a los estudiantes con izamiento lentamente de Lábaro Patrio.
La ceremonia para conmemorar los hechos ocurridos el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, se encuentra fundamentada en la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales.
Al término de izamiento, el senador Martí Batres, presidente del Senado de la República, calificó el hecho de histórico, una ceremonia republicana y ejemplar, que simboliza nuevos tiempos.
Es importante la memoria de los hechos ocurrido el 2 de octubre y que la Nación como tal reconozca éstos para que no vuelvan a repetirse
Martí Batres
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También, dijo, es un reconocimiento de la lucha democrática de los jóvenes de 1968 y hacer de la democracia la forma de vida de la República, significa además una nueva armonía del país.
Batres se pronunció por adoptar jurídicamente las formas democráticas de gobierno y alentar la participación ciudadana; el respeto a la libertad, cuestión que debe hacerse desde el Gobierno.
Reconoció que después del 68 hay una herencia que no solo es el recuerdo doloroso, sino también los cambios políticos que ocurrieron: expansión de la cultura, la educación, la reforma política, se legalizaron las fuerzas políticas proscritas y creció el pensamiento crítico, que han permitido que haya más democracia y libertades.