La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) informó que si bien si habrá afectaciones al entorno ambiental durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles en Santa Lucía, en su mayoría son temporales y el sistema ambiental local tendrá la capacidad de recuperarse, por tanto dio su visto bueno para el inició de la construcción del aeropuerto.
En la manifestación de impacto ambiental modalidad regional, del proyecto “Construcción de un Aeropuerto Mixto Civil /Militar con capacidad internacional en la base aérea militar Santa Lucía, Estado de México su interconexión con el AICM y reubicación de instalaciones militares, entregado por la Semarnat a la Secretaria de la Defensa Nacional.
En el estudio se habla de la remoción de aproximadamente 5 mil 195 árboles, por lo que considera la compensación de 10 árboles por cada uno derribado con especies nativas de la zona y una altura de 2 metros para asegurar la supervivencia.
“La tendencia de crecimiento de las zonas urbanas, así como del desarrollo agrícola e industrial que se ha presentado en las últimas décadas, propicia que los impactos ambientales asociados al proyecto sean de baja magnitud, poco significativos, temporales y recuperables, ya que una vez con la entrada en operación del proyecto, las condiciones actuales de los factores del medio retornarían al estado en que se encuentran actualmente”, señala el documento entregado a la Sedena.
Se describe que para la construcción del nuevo aeropuerto, la Sedena comprara los ejidos de Xltocán, Ozumbill, Lucas Xolocl, Sta. Ana Nextlalpan, una propiedad privada y Terrenos nacionales. Por lo que hace a la fauna, la Semarnat detecto 220 especies de aves, de las cuales dos se encuentran amenazadas y nueve se encuentran bajo protección especial.
Además reportó siete especies endémicas de México, y también se tomaron en cuenta las festividades patronales de los distintos pueblos originarios.
Un posible riesgo identificado fue la falta de agua en el corto y mediano plazo, lo cual se prevé solventar con pozos existentes que abastecen actualmente al campo militar. Sin embargo, estará latente riesgo social que agreda o exija a las autoridades la dotación del líquido, principalmente en el área de reubicación de las instalaciones militares.