Los migrantes que hayan contraído coronavirus serán atendidos en el primer y único hospital móvil que se instala en el país en su tipo en Matamoros, Tamaulipas. Un grupo de médicos, apoyados por la organización estadounidense Global Response Management (GRM), dará atención a quienes acampan a las orillas del Río Bravo.
Se trata de dos unidades equipadas con 20 camillas, una máquina para rayos X, ultrasonido, monitoreo cardiaco continuo, pruebas de laboratorio en puntos de atención, tanques de oxígeno y electrocardiograma, concentrados en apenas dos carpas colocadas dentro de uno de los tantos campamentos que los migrantes han instalado a las orillas del Río Bravo para esperar una audiencia en las cortes de Estados Unidos, que resuelva su solicitud de asilo.
El hospital ha atraído la curiosidad de la prensa nacional, pero también extranjera, no sólo por su moderna estructura, cuya inversión supera los 200 mil dólares, sino porque se ha convertido en una esperanza de vida para miles de migrantes que intentan llegar a la Unión América por la frontera tamaulipeca.
Saber que enfermarse de un virus que está matando a tanta gente y contar con alguien que pueda atenderte es para Julián, un guatemalteco que espera desde enero en el campamento la oportunidad para cruzar la frontera, un alivio que le permite dormir tranquilo.
“Sabemos el riesgo que representa estar aquí con tanta gente, somos yo creo más de dos mil, imagínese y aunque nos cuidamos, el agua es poca, por eso, saber que hay un hospital en el que pueden atendernos es estar un poco más tranquilo”, afirmó Julián a El Sol de México.
EN ALERTA
A una semana de haberse inaugurado, este hospital aún no registra ningún caso confirmado de Covid-19, pero las alertas de los médicos se mantienen encendidas por las condiciones en que los migrantes viven en carpas improvisadas por ellos mismos donde duermen hasta seis personas juntas. Los residentes se lavan en duchas y lavabos comunales, se alinean en filas apretadas a la hora de la cena y se reúnen después del anochecer para socializar.
“Un brote en el campamento sería fatal”, afirmó en entrevista con este diario Isaac Bencomo Bermúdez, enfermero pediátrico, quien además ha sido el enlace entre GRM y el gobierno mexicano.
Explicó que la iniciativa para esta unidad médica surgió desde enero pasado, cuando apenas comenzaban a circular las primeras noticias sobre el brote de un nuevo virus mortal, que seguramente se propagaría por todo el mundo.
“Sabíamos que era sólo cuestión de tiempo que el virus llegara a Estados Unidos, a México y a Latinoamérica, sabiendo que, desafortunadamente, las circunstancias en las que los migrantes viajan no les permitirían tener acceso a la atención médica”, señaló.
El proyecto, según Bencomo, tomó más importancia considerando “la agitación que se vive en el país después de la transformación del Seguro Popular al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi)”.
“Sabíamos que esta población iba a quedar aún más vulnerable a la pandemia y empezamos a postular nuestro plan, el cual finalmente se hizo realidad el pasado 30 de abril, gracias a los donativos con los que GRM, una organización médica dirigida por veteranos estadounidenses, cuenta”, agregó.
Desde entonces, según Bencomo, se han reforzado las medidas de seguridad sanitaria en el campamento con talleres, entrega de cubrebocas y la toma de temperatura a todo aquel que entre y salga.
También dijo que se les pidió a los migrantes no ir a Matamoros ante el riesgo de contagio y de que se pueda propagar el virus en el campamento. “Si en los países desarrollados la situación ha sido difícil, imaginemos un brote en este campamento sería realmente fatal”, insistió el médico, quien aclaró que el hospital se encuentra totalmente equipado para atender casos de Covid-19 en una etapa moderada, por lo que los casos graves tendrán que ser trasladados a hospitales estatales de tercer nivel.
Las autoridades de Tamaulipas reportan en total 516 casos confirmados, entre ellos 15 migrantes de distintas nacionalidades de un albergue de la Iglesia Católica, en la fronteriza ciudad de Nuevo Laredo, que registró el brote luego de que Estados Unidos deportó a uno de ellos enfermo. Hasta el momento las autoridades estatales no han dejado en claro a donde serán enviados los migrantes que resulten positivo a Covid-19 ni cómo esperan hacer cumplir el aislamiento en caso de contagios de esta población en los campamentos.
Por último, Bencomo informó que actualmente el hospital cuenta con cuatro médicos, pero de ser necesario, se estarían uniendo más a los trabajos que se van a realizar en esta área de la frontera.
“El coronavirus no discrimina a nadie y sabemos que nuestra labor es apoyar a este sector de la población más vulnerable”, finalizó.