La industria de la belleza en la Ciudad de México no aguanta más el cierre por el coronavirus. Si no se les permite abrir antes del 15 de julio, cuando el semáforo esté en amarillo, 35 por ciento de los negocios dedicados a este rubro no podrán sobrevivir.
Rocío de Muriedas, directora de la Cámara Mexicana de la Industria del Embellecimiento Físico (CAMIEF), señala que en México existen 200 mil empresas de belleza legalmente establecidas que generan alrededor de 500 mil empleos de forma directa en este sector.
“Somos generadores de empleo para muchas familias que sostienen a casi un millón de personas en México”, comenta.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la capital del país, el Estado de México y Jalisco concentran 30 por ciento de la actividad de esta industria. Las primeras dos entidades concentran la mayor cantidad de este tipo de giros, es decir, uno de cada cuatro.
La CAMIEF, por su parte, señala que en la Ciudad de México existen alrededor de 20 mil establecimientos conformados por salones de belleza, peluquerías, barberías, salas de uñas, spas, entre otros modelos empresariales relacionados con el rubro.
Además, por cada empresa se generan en promedio tres empleos, por lo que en la capital del país, durante el confinamiento, se han visto afectados los ingresos de casi 60 mil personas, de las cuales 80 por ciento son mujeres, madres solteras que decidieron elegir la belleza como medio de sostén familiar.
El 19 de marzo la CAMIEF envió una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador solicitando apoyos para el sector ante el impacto provocado por el cierre, debido al Covid-19. En la misiva solicitaron créditos blandos para el pago de salarios, rentas y servicios, aplazar el cumplimiento de cuotas obrero-patronales, así como la exención del pago de impuestos.
De esas tres peticiones, únicamente una de ellas fue aprobada, los créditos blandos, a pesar de que al no abrir no obtienen ingresos y por ende no hay impuesto que declarar.
Sin embargo, los montos de los créditos otorgados fueron muy bajos y únicamente sirvieron para cubrir un mínimo porcentaje de los gastos del primer mes de confinamiento, explicó la directiva.
“El gobierno no nos ha ayudado en absolutamente nada. Tuvimos un ofrecimiento de un préstamo a la palabra de 25 mil pesos, mismo que se nos fue en 25 por ciento de la quincena de los empleados en una sola ocasión. Si estamos aquí es porque somos partícipes de la economía formal de México. Sin embargo, que el gobierno, para una empresa del tamaño de la de nosotros, nos haya apoyado con 25 mil pesos es absolutamente irrisorio”, señala Xavier Díaz, dueño de Grupo Le Parisien, una cadena de salones de belleza de alto nivel en la Ciudad de México.
El conglomerado cuenta con una trayectoria de 40 años ofreciendo servicios de estética, barbería y depilación por láser. Sus seis sucursales se localizan dentro de centros comerciales, mismos que tuvieron que cerrar desde el 26 de marzo.
La interrupción de su trabajo se traduce en casi tres meses en los que no ha facturado ni un peso y, sin embargo, las rentas siguen corriendo, así como la nómina de aproximadamente 90 empleados.
LOS MÁS AFECTADOS, LOS LEGALMENTE ESTABLECIDOS
“Tuvimos que hacerle frente a ese sueldo desde la primera quincena que dejamos de laborar, otorgándoles el beneficio del seguro social y del Infonavit, no lo podemos quitar, lo seguimos sosteniendo, pero es un gasto muy oneroso”, sentencia.
Durante el primer mes lograron pagar la nómina de los empleados al cien por ciento. Para el segundo mes tuvieron que llegar a un acuerdo con sus trabajadores para reducir la nómina a la mitad. Sin embargo, si el gobierno de la Ciudad de México no les permite abrir antes del 15 de julio, lo más probable es que no puedan continuar pagándoles a sus empleados e incluso tengan que cerrar varias sucursales.
“En la última quincena ya se nos fueron todos los ahorros personales. Todo, inclusive tuvimos que vender bienes patrimoniales que ni siquiera son de la empresa. Tuvimos que liquidar algunos bienes para hacerle frente a esta situación porque la gente tiene que recibir algo quincenalmente”, menciona Xavier Díaz.
Debido a esta situación, los salones de belleza legalmente establecidos han tenido que recurrir a una serie de estrategias para sustentar los gastos durante el confinamiento. Una salida ha sido realizar servicios a domicilio. Los estilistas salen de sus casas y enfrentan los riesgos que esto implica para seguir trabajandoy así recibir un ingreso. “La gente está muy escéptica y tiene miedo. No todos están dispuestos a recibir a un estilista en su casa”, menciona la directora de la CAMIEF.
Algunos salones han comenzado a vender kits de tinte para sus clientas. Conociendo la fórmula que cada una de ellas utiliza, las tinturitas elaboran la mezcla del tinte y la envían a domicilio para que las clientas se lo apliquen solas.
Le Parisien recurrió a la tecnología para mantener los salarios de sus empleados. Me Urge un Corte (www.meurgeuncorte.com) nació a mediados de abril como una plataforma digital en donde se realizan cortes de cabello a distancia a través de una videollamada.
El cliente elige el servicio que requiere en la plataforma, realiza el pago y recibe en su correo electrónico una liga para conectarse a una videollamada con un estilista profesional. La teleconferencia dura 40 minutos, durante los cuales el estilista guía al cliente para realizar el corte oaso a paso y adecuamente.
Hasta hoy se han realizado alrededor de 100 servicios vía remota, no sólo en México sino en otros países como Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos y Guatemala. A pesar de que la ganancia es poca, comparada a lo que los estilistas recibían diariamente en el salón, este método de trabajo les dio un pequeño respiro.
LA INFORMALIDAD, EL TRABAJO A PUERTA CERRADA
En México operan alrededor de 200 mil establecimientos de belleza de manera informal. Estos establecimientos no pagan impuestos, no tienen inscritos a sus empleados en el seguro social y generalmente sólo aceptan pagos en efectivo. La mayoría de estos salones están en zonas populares y barrios, donde sus dueños acondicionan cocheras, locales sin uso de suelo e incluso los cuartos de sus casas para laborar. Algunos otros trabajan en tianguis.
Una gran cantidad de salones de este tipo mantuvieron sus actividades de manera normal durante la crisis sanitaria, a pesar de que por decreto oficial no tienen permitido trabajar desde el 26 de marzo.
“La decisión por la que no cerramos no fue tanto por nosotros como dueños de salón, sino por las personas que forman parte del equipo de trabajo. Hay personas que dependen de esto para llevar un sustento a sus casas”, explica Alejandra Sánchez, dueña del salón Crak Beauty, ubicado en una colonia de Azcapotzalco.
La jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, advirtió que los establecimientos de giros no esenciales tendrán hasta dos oportunidades para evitar una sanción. A la tercera, serían cerrados y castigados.
“En la primera visita nos dijeron que no podíamos tener abierto. Ese día teníamos la cortina un poquito más arriba de la mitad y nos dijeron que no podíamos tener abierto que nos respetaban porque teníamos personas atendiéndose, pero que no podíamos seguir. Después tuvimos una visita hace como 20 días, para decirnos exactamente lo mismo, aunque ese día no teníamos clientes. A partir de esa visita decidimos bajar la cortina por completo y pusimos un letrero afuera que decía: Te seguimos atendiendo vía WhatsApp. Con eso le dábamos pauta para que el cliente tuviera un contacto para localizarnos y si necesitaba algún servicio poderlo hacer”, explica Alejandra Sánchez.
A pesar de que Crak Beauty nunca cerró, sus ventas cayeron 80 por ciento durante el confinamiento. El escepticismo de la gente, el miedo al contagio y la crisis económica que hay en el país son los factores que más afectan al sector.
El gobierno capitalino anunció que a partir del 18 de junio los pequeños negocios de barrio podrán reabrir. Sin embargo, la resolución es muy ambigua y no queda muy claro si las estéticas de barrio entran en este apartado.
DISCREPANCIA ENTRE SEMÁFOROS
En la Ciudad de México el semáforo epidemiológico para la reapertura económica se basa en la ocupación hospitalaria, es decir, en el número de camas disponibles en los hospitales citadinos dedicados al tratamiento de Covid-19.
Si la capital del país logra avanzar al semáforo naranja, cuando la capacidad hospitalaria esté por debajo de 65 por ciento, el 29 de junio se abrirán tianguis y comercios del Centro Histórico, además de hoteles a 30 por ciento de su capacidad y restaurantes al 40 por ciento. La siguiente semana, según la planeación de reactivación económica, tocaría el turno a los centros comerciales y tiendas departamentales, que podrían operar a 30 por ciento de su capacidad. Y posteriormente se reanudarían los servicios religiosos.
No obstante, toda esta transición de reapertura al semáforo naranja no integra a los salones de belleza.
En países como Alemania, España, Italia, Australia, Israel y Estados Unidos, en donde ya se ha iniciado el desconfinamiento, el sector de la belleza ha sido de los primeros en abrir desde la fase cero.
Los estilistas han podido regresar a trabajar con medidas de sana distancia, uso de caretas, cubrebocas y con la reducción del aforo del lugar a 30 por ciento.
Mientras tanto, en la Ciuda de México, el gobierno de Claudia Sheinbaum considera que los salones de belleza, peluquerías o barberías son espacios de alto riesgo, donde el contacto físico con el cliente y la transmisión de partículas en el aire, pueden desatar una red de contagio de Covid-19 incontrolable.
Por lo tanto, se ha decidido que este sector retome sus actividades hasta que la ciudad entre en semáforo amarillo.
“Ahorita impera lo ilógico, no sé si no ha entrado la razón en el gobierno, o no hayan entendido lo que es el sector y que no estamos hablando de números fríos de empresas que van a quebrar, son de familias que van a quedar desamparadas, de familias que no van a tener que llevar de comer a sus casas. Estás hablando ya no sólo de mortandad de personas, estás hablando de mortandad de empresas”, afirma la directora de la CAMIEF.
Ante esta situación, la organización ha trabajado arduamente para solicitar al gobierno capitalino que les permita abrir los negocios con todas las medidas de seguridad necesarias para empleados y clientes.
El viernes 29 de mayo, varios miembros de la cámara realizaron una reunión, a través de la aplicación Zoom, con el Secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México, Fladlala Akabani, y con el titular de la Agencia Digital de Innovación Pública, José Antonio Peña Merino, donde le externaron su preocupación por no lograr la apertura del gremio antes de que el semáforo cambie a amarillo.
Los representantes de la CAMIEF también presentaron un protocolo detallado para la reapertura basado en las medidas de seguridad y lineamientos establecidos por la Secretaría de Salud. Sin embargo, los funcionarios del gobierno capitalino reiteraron al organismo que no será posible reactivar la actividad de la industria de belleza hasta que la ocupación hospitalaria en la Ciudad de México se ubique por debajo del 50 por ciento.
“Muchas empresas han cerrado. Han levantado muebles y están vendiendo lo poco que les queda, están quebrando. Estimamos que si no nos dejan abrir antes del 15 de julio, cerrarán más de 35 por ciento de las empresas porque no van a poder seguir negociando rentas, ni siquiera seguir pagando salarios”, concluye la directora de la CAMIEF.
* Esta investigación es un trabajo colaborativo entre el Sol de México y la Universidad Anáhuac México para el proyecto aplicativo de la Maestría en Periodismo Estratégico y Nuevos Medios.
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