Activistas a favor de los migrantes en Estados Unidos calculan que el saliente gobierno del republicano, Donald Trump, impulsó cerca de 400 acciones contra los indocumentados en los últimos cuatro años, desde elevar el costo de las solicitudes de ciudadanía y residencia hasta políticas como Tolerancia Cero, que propició la separación de menores y sus familias.
Las organizaciones que luchan por los derechos de los migrantes esperan el 20 de enero, día en que jurará como presidente el demócrata Joe Biden, pues confían que el nuevo inquilino de la Casa Blanca cumpla los ofrecimientos que hizo durante la campaña.
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La expectativas son altas y pueden diferir de la realidad, pues son conscientes de que Biden fue vicepresidente de un gobierno, el de Barack Obama, que pasó a la historia como el que más deportaciones de indocumentados hizo en la historia de Estados Unidos.
Para Óscar Chacón, cofundador de Alianza Américas, el nuevo gobierno puede hacer muchas cosas con las facultades que tendrá el presidente Joe Biden, por ejemplo, derogar los acuerdos de asilo que Donald Trump “impuso” a Guatemala, El Salvador y Honduras para que aceptaran refugiados de otras partes del mundo antes de llegar a Estados Unidos, porque “ninguno de estos países está en condiciones de hacerlo”.
Consideró que programas como Quédate en México tardarán más tiempo en ser revertidos, debido a que nacieron de cambios al reglamento para la aplicación de la Ley de Asilo, lo cual significa que las modificaciones tienen que ser redactadas cuidadosamente antes de ser publicadas en el registro oficial de leyes del país, y que no sea susceptibles a ser cuestionadas judicialmente. Procesos que, dijo Chacón, podrían tardar hasta un año.
En este punto coincide la organización Soy Migrante. Opina que algunas de las acciones de Trump pueden ser revertidas por el demócrata mediante órdenes ejecutivas, pero otras tienen que ver con cuestiones reglamentarias, lo que se traducirá en meses de trabajo legal para echarlas abajo.
“No sabemos realmente lo que sucederá bajo la administración de Biden con los casos, por ejemplo, de niños, niñas y adolescentes migrantes. Sin duda hay cosas que puede revertir a través de órdenes ejecutivas, pero esperamos que quiera hacerlo, y hay otras que por el mismo proceso legal tardarán por lo menos un año o más”, señala la organización.
De acuerdo con los activistas, Biden llegará el próximo 20 de enero a la Casa Blanca a atender temas prioritarios como la pandemia y la vacunación de los estadounidenses, dejando para después el tema migratorio, lo que implicará más tiempo para que las reglas contra los migrantes cambien.
No sabemos realmente lo que sucederá bajo la administración de BidenOrganización Soy Migrante
Aunque los grupos no descartan que pueda existir de nuevo un intento por impulsar una reforma migratoria que regularice a millones de migrantes, en su mayoría mexicanos, puesto que es un ofrecimiento de Biden para los primeros 100 días de su gestión, están conscientes de que es algo difícil porque, para que eso ocurra la legislación debe ser aprobada, no sólo por el Congreso, donde el Partido Demócrata seguirá teniendo mayoría, sino también 60 de los 100 integrantes del Senado, lo cual se ve poco probable.
Chacón es de los que piensan que buscar una reforma migratoria puede no ser el mejor camino, dado que el intento de Obama de obtener apoyo republicano para alcanzarla en su periodo fue lo que convirtió al exmandatario en el mayor expulsor de migrantes de la historia. Aumentar las deportaciones era una de las condiciones de los opositores y la reforma nunca fue aprobada, recuerda.
Lo mejor, opinan los activistas, es mejor trabajar poco a poco pequeños cambios en la Ley de Inmigración de 1996, que contiene normas sumamente dañinas para la comunidad migrante, como la prohibición de reingreso al país de hasta 10 años si se ingresa de manera ilegal, o el hecho de que con dos infracciones migratorias el veto para entrar a Estados Unidos sea de por vida.
También consideran que habría que trabajar en cambios para que puedan obtener una residencia permanente los actuales beneficiarios de DACA (Programa de Acción Diferida para los llegados en la Infancia) o del TPS, así como los trabajadores migrantes agrícolas que garantizan los alimentos de los estadounidenses y quienes llevan años residiendo en la Unión Americana
Las organizaciones también esperan cambios en cuanto a la política de la Casa Blanca hacia México y Centroamérica, sobre todo para tratar de contrarrestar las causas de la migración, como son la violencia y pobreza histórica. “Biden no va a presionar a México y Centroamérica para detener físicamente la migración”, declaró Chacón.
De acuerdo con el cofundador de Alianza Américas, Joe Biden no va a presionar a México y Centroamérica para detener físicamente la migración, y por el contrario podría restaurar programas humanitarios que fueron congelados durante la administración de Donald Trump y ofrecer ayuda para la reconstrucción de los países afectados por los recientes huracanes.
Por último, las organizaciones coincidieron, además, en que uno de los cambios más importantes que puede impulsar Biden y que no tiene nada que ver con leyes o su autoridad presidencial es “la manera como se le habla a los estadounidenses sobre los migrantes”.