La frontera entre Texas y México rompió el año pasado el récord de connacionales que murieron en su intento por hacer realidad “el sueño americano”, con un total de 387 fallecidos, lo que significó un incremento de 32 por ciento a los registrados en 2021, cuando 293 migrantes mexicanos perdieron la vida en esa parte de la línea fronteriza, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
En medio del reforzamiento de la política antiinmigrante del gobernador Greg Abbott, quien ha enviado a la frontera a cientos de elementos de la Guardia Nacional, ha ofrecido recompensas de cinco mil dólares a quien delate a indocumentados y ha colocado un muro flotante y cercos de alambres, la mayoría de los mexicanos muertos, en los poco más de dos mil kilómetros que abarca la frontera entre Texas y nuestro país, fallecieron a causa de deshidratación (30 por ciento), ahogados (24 por ciento) y en accidentes de tránsito (19 por ciento).
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En menor medida (tres por ciento) los migrantes han sido asesinados en territorio texano o murieron de alguna complicación médica durante el trayecto, según la información de la cancillería.
El gobernador texano ha hecho de su discurso antiinmigrante su principal bandera política. Además, ha sido uno de los promotores de declarar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas. En septiembre del año pasado nombró al cártel de Sinaloa y el CJNG como organizaciones que ponen en riesgo la seguridad de los habitantes texanos. Muchas de sus acciones más polémicas, como el envío de cientos de migrantes indocumentados a estados demócratas como Nueva York, son parte de esta agenda que, de acuerdo con organizaciones civiles como Casa Migrante en Ciudad Juárez, viola los derechos humanos de los migrantes a quienes orilla a la muerte con sus medidas restrictivas.
“Las medidas que ha tomado y todo el gasto que ha destinado para reforzar la frontera con México ha empujado a los migrantes a buscar zonas cada vez más peligrosas para intentar cruzar. Ahora no les importa si el Río Bravo, por ejemplo, está bajo o lleva corriente, ellos intentan pasar por donde pueden, aun exponiendo la vida, otros caminan por días bajo una temperatura de más de 45 grados o son abandonados por los polleros sin agua ni alimento”, afirmó en entrevista con El Sol de México, Brenda Ruiz, voluntaria en Casa Migrante de Juárez.
La activista agregó que, incluso, ahora se percibe un miedo entre los migrantes que llegan a Ciudad Juárez para intentar cruzar, cuando escuchan hablar del gobernante republicano, sentimiento que antes no existía.
“Todos los días recibimos a migrantes en el albergue y cuando se dan cuenta de los muros de alambre con púas, de las cámaras de seguridad o del despliegue militar comentan sentir miedo, algo que antes no percibíamos”, explicó.
De acuerdo con las cifras de la SRE, las cuales abarcan desde el año 2001, la frontera con Arizona era hasta el año 2020, la región en la que más migrantes mexicanos morían cada año en el intento por cruzar hacia Estados Unidos, —248 en 2020, 178 en 2019 y 148 en 2018—, pero con la llegada de Abbott es Texas, actualmente, la zona más peligrosa para los indocumentados.
Sólo en la línea entre Tamaulipas y Laredo, Texas, han muerto 739 connacionales desde el 2001, frente a otras regiones fronterizas como Phoenix, Arizona, en la que han fallecido 78 en el mismo periodo.
La mayoría de los migrantes mexicanos muertos en la frontera con Texas han sido varones de entre 22 y 35 años, aunque la cifra de mujeres que mueren en la zona va en aumento (en 2020 fueron 32; en 2021, 79 y el año pasado, 112), de acuerdo con la información de la cancillería recaba de los consulados de México en la frontera con la Unión Americana.
El año pasado, México sobresalió como país de tránsito al alcanzar cifras récord como lugar de origen y destino de más de 3.5 millones de migrantes, de acuerdo con datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas.
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A partir de 2020, el país se convirtió en la segunda nación del mundo, sólo por detrás de la India, en ver marchar a su población más allá de sus fronteras, pese a que el número de migrantes mexicanos disminuyó de 12.42 millones en 2010 a 11.19 en 2020, según cifras del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), con 97 por ciento de ellos en Estados Unidos.
El flujo migratorio en la frontera norte ha disminuido drásticamente tras el fin, en mayo pasado, del Título 42, mediante el cual los gobiernos de Donald Trump y Joe Biden deportaron a la frontera con México a más de 22 mil migrantes, en su mayoría procedentes de Centroamérica al pasar de unos siete mil 100 cruces diarios en marzo de 2022 a tres mil 360 diarios en los últimos dos meses, de acuerdo con cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
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