Aunque en la actualidad, el cartero ya no entrega mensajes de amor, sino que lleva a los mexicanos aquellas cartas que estresan, la mayoría provenientes del banco, es importante destacar aquella labor que desempeñan, pues siempre lo hacen en tiempo y forma.
Y peor aún, cuando aquella “bestia” peluda de cuatro patas, está en la espera de su llegada para perseguirlos hasta la esquina, mientras pedalean rápidamente su bicicleta y así conseguir salvarse de lo que podría ser una fatal caída y/o mordida.
Pero, ¿por qué celebrarlo hoy?
Era un 12 de noviembre de 1931, cuando decidieron que sería el día adecuado para reconocer la labor de estas personas que lograban que mensaje, y paquetes, llegaran en tiempo y forma a los destinos.
Esto, luego de que en el tiempo de la Revolución, se volcara un tren cargado de oro y también correspondencia militar.
A bordo iba el cartero, quien a pesar de tener la oportunidad de tomar el oro y huir, prefirió rescatar la correspondencia.
Fue este hecho, que marcó la historia, y el entonces presidente en México, Pascual Ortiz Rubio, decidió que cada 12 de noviembre, se conmemoraría El Día del Cartero.
De carta en carta por los años
Se sabe que el oficio del cartero, antes conocido como corredor, existe desde antes de la llegada de los españoles.
Eran personas con una condición física envidiable, pues eran capaces de recorrer largas distancias para entregar mensajes. En ese entonces lo que ahora llamamos correo, era la Posta.
Pese a contar con buena condición, en la época de los Aztecas, realizaron su labor por sistema de relevos cada 10 kilómetros, mediante el que garantizaban calidad y que la entrega fuera en menor tiempo.
Poco a poco, las entregas ya eran paquetes que contenían joyería, alimentos y telas, y a la vez, implementaron en la época de la colonia, caballos.
Fue entonces que en 1759, se instaló el correo en Yucatán, el cual dio pauta para crear las primeras oficinas postales en estados como Veracruz, Puebla, Guerrero, Oaxaca y Guanajuato.
Finalmente para el Porfiriato, se hacían las entregas con apoyo del ferrocarril, el cual brindo al sistema de correo mayor eficiencia. Entonces se construyó el Palacio Postal.