PARÍS, Francia. Occidente mostró enérgicamente su enfado por las incesantes acciones de espionaje, injerencia política y ciberataques organizados por Moscú y, en forma simultánea, Holanda, Gran Bretaña, Estados Unidos y la OTAN denunciaron recientes operaciones perpetradas por el servicio de inteligencia militar ruso (GRU) en todo el mundo. En la acusación más espectacular, los servicios de contraespionaje de Holanda revelaron que en abril último expulsaron a cuatro rusos presuntos miembros del GRU sorprendidos cuando trataban de hackear a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) con sede en La Haya.
Los cuatro expulsados tenían pasaportes diplomáticos y entre ellos había un experto en nuevas tecnologías. El servicio de inteligencia militar holandés (MIVD) que dirige Onno Eichelsheim divulgó la foto de los cuatro hombres cuando llegaron juntos desde Moscú al aeropuerto de Schipol, así como sus pasaportes.
El equipo fue detenido en un hotel situado en las cercanías de la sede de la OPAQ. Durante la operación, el MIVD incautó, entre otras cosas, una computadora que había servido para otras operaciones clandestinas ilegales en Brasil, Suiza y Malasia. En este último país trataron de conseguir información sobre el vuelo MH17 de la empresa Malaysia Airlines, derribado por un misil ruso en Ucrania en julio de 2014.
La primera ministra británica Theresa May se unió al jefe de gobierno holandés Mark Rutte para denunciar que el GRU está "desarrollando operaciones cibernéticas inaceptables" dirigidas contra "organizaciones internacionales de todo el mundo, incluida la OPAQ".
El operativo contra la OPAQ fue organizado precisamente cuando el organismo procuraba identificar el gas tóxico empleado en el ataque contra el exespía ruso Sergei Skripal y la sustancia empleada en un supuesto ataque químico en Duma, Siria. Al término de la operación en La Haya, los cuatro rusos proyectaban viajar a Spiez (Suiza), donde tiene su sede un laboratorio usado por la OPAQ especializado en el análisis de muestras de armas químicas.
En forma simultánea, el gobierno de Londres acusó a los servicios de inteligencia rusos de realizar una serie de ciber ataques a nivel global a fin de socavar a las democracias occidentales mediante la confusión y la desinformación, según un informe del Centro Nacional de Seguridad Cibernética británico (NCSC).
Entre otras operaciones denunciadas por el NCSC figuran el ataque del Partido Demócrata de EU, otro contra el aeropuerto de Odessa en Ucrania o la filtración de documentos confidenciales tras el pirateo de la base de datos de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), basada en Montreal. “Canadá fue blanco de cíber ataques rusos”, confirmó ayer el gobierno de Ottawa.
El NCSC también sospecha que el GRU es responsable del programa malicioso BadRabbit que paraliza computadoras y exige rescates para desbloquearlas. Por su parte, el ministro de Defensa británico, Gavin Williamson, en una reunión de la OTAN definió a Rusia como “un Estado canalla” por sus ciberataques “indiscriminados y temerarios”, y advirtió a Moscú que el Reino Unido seguirá trabajando con los aliados occidentales para “aislarlos”.
Estados Unidos, a su vez, inculpó a siete miembros del GRU que piratearon computadoras entre 2014 y mayo de este año. Todos se encuentran en Rusia y, en su mayor parte, figuran en la lista sanciones adoptadas por Washington desde 2016 contra miembros de ese organismo. Entre ellos figura el principal responsable del GRU, Igor Korobov.