PARÍS. WikiLeaks y su fundador Julian Assange transformaron el trabajo periodístico, permitiendo a los medios el tratamiento de montañas de documentos con datos comprometedores facilitados por los denunciantes ("whistleblowers"). El principio de la ONG, fundada en 2006 por Assange, es simple: ofrecer el acceso libre de documentos clave en línea, sin identificar la fuente.
Esta actividad permitió por ejemplo a WikiLeaks revelar escándalos como abusos del ejército estadounidense en Irak o prácticas dudosas sobre la diplomacia de Washington.
"Al exponer los secretos de la Administración de EU, (WikiLeaks) envió una potente señal de que nadie podría mantener su información bajo control en la era de internet", dijo Micah Sifry, autor de un libro sobre la plataforma.
Desde entonces, proliferaron en el mundo las plataformas que protegen a los denunciantes. Y pocos son los grandes medios que no tienen una dirección donde una persona anónima puede depositar documentos reveladores.
Estas revelaciones masivas, conformes a la exigencia de transparencia total de Assange, que se presenta como periodista, plantean no obstante serias cuestiones de índole ético y práctico para la profesión.
Periodistas de todo el mundo debatían cómo juzgar el arresto en Londres, después de dos mil 487 días encerrado en la embajada de Ecuador, del fundador de WikiLeaks, pirata durante su juventud, militante de la libertad de información.
EU solicita la extradición de Assange al acusarle de haber ayudado a Bradley Manning -quien posteriormente cambió de sexo para convertirse en Chelsea Manning- a obtener una contraseña con la que acceder a miles de documentos confidenciales del Departamento de Defensa: un reproche que podría hacerse a muchos periodistas de investigación.
¿FUENTES EN PELIGRO?
WikiLeaks "cambió el periodismo", afirmó Stefania Maurizi, del diario italiano La Repubblica, que trabaja en los dosieres de la plataforma desde 2009. "Sus métodos, sus intuiciones, fueron reproducidos en todas partes".
Sin embargo, a partir de 2011 varios diarios que trabajaban con WikiLeaks empezaron a estimar que las publicaciones podrían "poner algunas fuentes en peligro".
Una crítica retomada por Snowden, que como exconsultor de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA), reveló programas de vigilancia masiva.
La publicación de correos electrónicos del Partido Demócrata de EU, que facilitaron la eliminación de Hillary Clinton en las elecciones frente a Trump, y de mensajes internos de la campaña electoral de Emmanuel Macron, reforzaron las dudas.
Se divulgaron informaciones personales y sensibles, sin interés para la sociedad.
COLABORACIÓN INTERNACIONAL
Pero estos volúmenes de información masivos también han servido para que periodistas de todo el mundo colaboren conjuntamente en investigaciones.
El escándalo de los "Papeles de Panamá" fue revelado en abril de 2016 gracias a un centenar de diarios reunidos bajo el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
"Los hechos ahora tienen repercusiones mundiales. Necesitamos plataformas globales", según Maurizi.
Cada vez más periodistas trabajan con denunciantes quienes pueden aportar miles de páginas de pruebas con sustento.
El Parlamento Europeo votará un paquete de medidas para proporcionar una mayor protección a los denunciantes, frente a las represalias económicas y a las campañas de desgaste judiciales que emprenden sus patrones.
El fenómeno ha llevado además a cada vez más periodistas a comunicar mediante mensajería encriptada y a guardar sus documentos en servidores seguros para evitar una vigilancia informática.