SAO PAULO. "Es uno atrás de otro. Esto no para", afirma uno de los sepultureros de Vila Formosa, el mayor cementerio de Sao Paulo y América Latina, vestido con un mono blanco y una máscara de tela cubierta con otra de acetato transparente para protegerse de la covid-19.
El ruido de palas se mezcla con el de las excavadoras que desde hace semanas remueven tierra frenéticamente para abrir miles de nuevas fosas en este cementerio popular en el estado brasileño con mayor número de víctimas de la pandemia del nuevo coronavirus.
"Nuestro promedio era de 30-35 [entierros] diarios; un día fuerte, 45. Actualmente estamos enterrando a 60", dice James Alan, supervisor de uno de los equipos de sepultureros de este camposanto de 750 mil m2, que alberga los restos de 1.5 millones de personas.
Una pared extensa que lo recorre de punta a punta colecciona nombres, fotos, fechas y recuerdos. Pero los sepultureros nunca vieron tanta mortandad, de un tipo que los implica física y emocionalmente.
Gomes tiene 22 años y, aunque dice estar sano, se siente preocupado: "Este virus no tiene edad, aquí lo vemos, agarra y se lleva a cualquiera", afirma mientras se coloca un segundo par de guantes.
Para atender la demanda, el cementerio recibió un refuerzo de empleados. Todos los que tienen contacto directo con los ataúdes deben llevar los monos blancos que contrastan con la tierra rojiza.
El país superó los 20 mil muertos por el virus, con un récord de 1,188 decesos registrados en las últimas 24 horas, según el balance oficial del Ministerio de la Salud.
Brasil es el sexto país con más fallecidos por Covid-19 y el tercero en número de afectados (detrás de EU y Rusia): 310,087, con un aumento de 18,508.
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