Una corte de apelación del noreste de China volvió a enviar este sábado a juicio el caso de un canadiense acusado de tráfico de droga, al considerar que su condena a 15 años de prisión en primera instancia era demasiado "indulgente".
Esta decisión se produce en plena crisis sino-canadiense provocada por la detención en Canadá de una empresaria china del gigante de telecomunicaciones Huawei.
La alta corte de Liaoning, que examinó el recurso de Robert Lloyd Schellenberg, afirmó en un comunicado que la anterior condena, en noviembre, a 15 años de prisión y una multa de 150 mil yuanes (USD 21 mil 800) era "obviamente inapropiada" debido a la gravedad de los cargos.
Schellenberg tuvo un "importante rol" en un tráfico de drogas organizado a nivel internacional, según indica el tribunal, que remitió el caso a una corte de rango inferior en Dalian (en la misma provincia de Liaoning) para que se celebre un nuevo juicio en fecha no precisada.
Un portavoz del ministerio canadiense de Relaciones Exteriores dijo que este sigue el caso desde hace años y que "continuará proporcionando una asistencia consular" a Schellenberg y su familia. El vocero indicó que no podía ofrecer más detalles debido a la legislación canadiense sobre la protección de la vida privada.
China aplica una severa política de tolerancia cero ante el narcotráfico y ya condenó a muerte a varios extranjeros hallados culpables de tráfico de importantes cantidades de droga.
En 2014, un japonés fue condenado a muerte en Dalia por infracciones vinculadas con las drogas, según medios y diplomáticos japoneses. Otros cuatro japoneses fueron ejecutados en 2010 por los mismos cargos.
En diciembre de 2009 se ejecutó a un traficante británico, Akmal Shaikh, tras la incautación de 4 kilos de heroína.
Una pena así de dura contra Schellenberg podría poner a prueba los vínculos entre Pekín y Ottawa, que ya sufrieron en las últimas semanas tras la detención en China de dos ciudadanos canadienses.
El exdiplomático Michael Kovrig, empleado del International Crisis Group (ICG), y Michael Spavor, consultor en Corea del Norte, fueron arrestados el 10 de diciembre por actividades que "amenazan la seguridad nacional" del país, una frase que a menudo se usa en Pekín cuando se acusa de espionaje.
Muchos analistas creen que estas detenciones fueron una represalia tras el arresto, a principios de diciembre en Vancuver, de la directora financiera del gigante de las telecomunicaciones Huawei, Meng Wanzhou.
Ottawa ha dicho repetidamente que el arresto de Meng no fue político, sino parte de un proceso judicial de acuerdo con un tratado de extradición con Washington.