Las periodistas iraníes Niloofar Hamedi y Elahe Mohammadi enfrentan la pena de muerte en su país, tras cumplirse 45 días del inicio del juicio que las señala de ser agentes extranjeros luego de informar el caso de la joven kurda Mahsa Amini, quien murió mientras estaba bajo custodia de la Policía al ser detenida por violar el código de vestimenta impuesto por la República Islámica.
Organizaciones no gubernamentales han exigido su liberación al denunciar que la justicia iraní lleva a cabo una farsa contra las dos periodistas.
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Hamidi fue la primera reportera en informar sobre el caso de la joven Amini mientras se encontraba hospitalizada en estado de coma, por lo que fue acusada por el Ministerio de Inteligencia de Irán de ser una agente extranjera de la CIA en territorio iraní.
Durante el inicio del juicio a puerta cerrada, llevado a cabo el 30 de mayo, el esposo de Hamedi informó que la periodista negó todos los cargos, que cumplió con su deber como informadora en virtud de la ley y que no realizó ninguna acción contra la seguridad del Estado.
Mientras que Mohammadi, reportera del diario iraní Ham Mihan, realizó un reportaje sobre el funeral de la joven fallecida, por lo que también fue acusada en una audiencia cerrada de ser un agente extranjero en el país.
La abogada de Mohammadi informó que a la defensa no se le permitió intervenir en la audiencia.
Diversas organizaciones internacionales han denunciado que las mujeres periodistas en Irán aún corren el riesgo de ser perseguidas y encarceladas por informar sobre los derechos de las mujeres y por convertirse en voces críticas contra el régimen. La Fundación Internacional de Medios de Mujeres llamó a los gobiernos y defensores de la libertad de prensa y de derechos humanos a exigir la liberación de las periodistas Niloofar Hamedi y Elahe Mohammadi.
Reporteros sin Fronteras (RSF) se ha sumado a la exigencia de liberación de las dos periodistas que “afrontan pena de muerte sin haber visto a sus abogados”.
“Denunciamos esta justicia-farsa y exigimos su liberación”, agregaron en una denuncia en sus redes sociales.
GALARDONADAS
Por el ejercicio de su profesión, Hamedi y Mohammadi fueron galardonadas el pasado 28 de junio por el Congreso Mundial de Medios con el prestigioso Golden Pen, por el coraje de ejercer el periodismo, un premio que no lograron festejar por su condición de presas en Irán.
En mayo, previo al 30 aniversario del Día Internacional de la Libertad de Prensa, ambas informadoras también recibieron el Premio Mundial de la Libertad de Prensa 2023, un galardón otorgado por la Unesco. El mismo premio fue entregado a la activista de derechos humanos iraní Narges Mohammadi, por los años que a luchado por la derogación de la pena de muerte en Irán.
El Gobierno iraní aumentó la presión contra los periodistas que cubrían los graves disturbios en el país desde finales del año pasado tras la muerte de Amini, arrestada a mediados de septiembre por la Policía de la moralidad por supuestamente no cubrirse el cabello y que murió unos días después bajo custodia policial.
Más de 80 periodistas y trabajadores de medios de comunicación fueron detenidos en Irán durante las semanas de la revuelta que duraron cuatro meses, entre ellos Mehdi Beyk, director del diario reformista Etemad, según confirmó el propio diario.
DOBLE DE DETENCIONES
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) indicó en un comunicado presentado en enero que la cifra total de periodistas arrestados asciende a más de 80 y ha alertado de que la “posibilidad de ejercer el periodismo en el país se encuentra gravemente restringida”.
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Las medidas puestas en marcha por el Gobierno a raíz de las manifestaciones ha provocado que Irán encabece la lista de países con mayor número de periodistas encarcelados, tal y como registró la propia CPJ.
Según datos de RSF, en 2022 el número de periodistas detenidos en la República Islámica era de 47, sin considerar la ola de detenciones registradas durante los meses de manifestaciones violentas en el país asiático.