ROMA, Italia.- La política en Italia no deja de sorprender. Inesperadamente, cuando parecía que las urnas se habrían abierto nuevamente, inesperadamente los dos ganadores de las elecciones del 4 de marzo, que sin embargo no alcanzaron la mayoría, es decir, el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y La Liga, principal partido de la coalición de centro-derecha, dejaron a un lado los vetos y se encaminan a formar finalmente un gobierno, después de más de dos meses de estancamiento institucional.
Matteo Salvini, líder de La Liga, que no quiso romper la alianza electoral, logró sin embargo convencer en las últimas horas a Silvio Berlusconi, el patrón” de Forza Italia y miembro importante de la misma alianza derechista, a cambiar posición y aceptar, aun de mala gana, la posible formación de un ejecutivo entre su socio y el M5E, su acérrimo enemigo.
El martes pasado, el presidente de la República, Sergio Mattarella, había anunciado, considerando el estancamiento de la situación, la creación de un gobierno "neutral" con personalidades al margen de la política activa, una eventualidad de inmediato rechazada por La Liga y el M5E, dando espacio así a la concreta posibilidad de votar nuevamente, en julio o en octubre próximo.
Ante el riesgo de ser acusado del fallido acuerdo entre La Liga y el M5E para la creación del ejecutivo, Berlusconi terminó por ceder y dio luz verde a La Liga, precisando que no dará la confianza en el parlamento al gobierno, pero subrayando, y esto es lo que cuenta, que no lo obstaculizara. En otras palabras, Forza Italia se abstendrá en el parlamento.
“Más no me pueden pedir”, dijo Berlusconi, puntualizando que si ahora Salvini y Luigi di Maio, líder del M5E fracasan, él no podrá ser acusado de haber sido el culpable del ulterior fracaso.
Efectivamente, habrá que ver ahora si La Liga y el M5E llegan al acuerdo definitivo, también sobre quién sería el jefe del futuro gobierno, así como acerca de la distribución de los ministerios.
Si todo funciona como se espera, la próxima semana ya se podría contar con el nuevo ejecutivo, formado esta vez por dos partidos acusados, uno (La Liga) de xenofobia, y otro el M5E tachado de populista.