PARIS, Francia. La principal razón de la derrota de Adolfo Hitler fue combatir en dos frentes simultáneos. Donald Trump corre el mismo peligro si persiste en mantener al mismo tiempo su guerra económica contra Europa, Irán y China, sin olvidar los conflictos que perduran con México y Canadá.
La primera tanda de sanciones contra Irán resueltas por la Casa Blanca -denominadas “snapback”- constituye un riesgo político y económico de primera magnitud y un nuevo desafío abierto a Europa, empeñada en mantener vigente el acuerdo firmado en 2015 en Viena para congelar el programa nuclear que desarrollaba el régimen de los ayatolas.
La panoplia de sanciones urdidas por Peter Navarro, principal consejero comercial de Trump e ideólogo de la guerra económica, incluye una serie de medidas que provocarán enormes daños colaterales a las potencias europeas.
Accesoriamente, la incertidumbre geopolítica provocada por la tensión entre Estados Unidos e Irán generó una nueva fase especulativa sobre los precios internacionales del petróleo.
Desde el punto de vista político, por lo demás, las sanciones directas de Estados Unidos y las tremendas amenazas que pesan sobre Europa, amenazan con precipitar a Irán en brazos de Rusia y China, que no tienen nada que perder si violan la “ley d’Amato-Kennedy”.
El frente con China presenta riesgos aun mayores. En la concepción de Peter Navarro, que se postula como gran especialista del gigante asiático aunque no articula una sola palabra de ninguna de las siete grandes familias lingü.sticas que se hablan en China, ese país es el enemigo comercial número uno de Estados Unidos.
La fuerte réplica que prepara Pekín para responder a las sanciones de EU, demuestra que el presidente Xi Jinping perdió la paciencia y está decidido –si es necesario– a aceptar el pulso que plantea Trump. Si Estados Unidos “profundiza la disputa, habrá inflación, caída del crecimiento y desempleo”, advirtió Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001.
En cierto sentido, Trump está en peor situación que Hitler. El führer era un estratega inepto y no escuchaba a su estado mayor. El presidente de EU también es un comandante en jefe incompetente y nadie puede pensar seriamente que el hombre para dirigir la estrategia puede ser un “general” como Peter Navarro.