LONDRES. Las comunidades de la red social Facebook que ponen en duda los criterios sanitarios establecidos son más eficaces que las fuentes oficiales a la hora de llegar a grupos de “indecisos” y crear un vínculo con ellos, según un estudio publicado en la revista Nature.
Investigadores de la Universidad George Washington, en Estados Unidos, señalan que esta desconfianza en los tratamientos habituales pone en riesgo los esfuerzos de la salud pública para proteger a los ciudadanos del Covid-19 y de futuras pandemias mediante las vacunas.
Neil Johnson, cabeza del estudio y asociado al Instituto para Datos, Democracia y Política de la facultad, afirma que existe una “nueva guerra mundial en línea” en torno a la confianza en el sistema sanitario y el conocimiento científico.
Para luchar contra la desinformación en internet, el equipo de investigación de Johnson desarrolló un mapa que muestra la interrelación de grupos antivacunas con provacunas e indecisos y que permite identificar clústeres y neutralizar a las comunidades que diseminan este tipo de contenido “tan dañino para la población”.
Los datos provienen de las conversaciones sobre vacunas de 100 millones de personas en la red social Facebook durante el brote de sarampión de 2019.
Aunque había menos individuos en contra que a favor de este tipo de tratamientos, las comunidades antivacunas triplicaban a las provacunas y tenían una mayor capacidad para relacionarse con los indecisos, quienes participaban activamente en el debate.
Mientras científicos de todo el mundo tratan de desarrollar una vacuna para el coronavirus, las redes sociales juegan un papel clave en la difusión de información -y desinformación-, lo que tiene consecuencias importantes en la salud pública.
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