PARÍS. Francia celebra elecciones legislativas a dos vueltas hoy y el próximo 7 de julio, en una jornada de incertidumbre que augura un bloqueo político ya que ninguna formación parece que obtendrá la mayoría absoluta, pese a que la extrema derecha se ha posicionado como la favorita.
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Las encuestas siguen dando una victoria a las formación de extrema derecha que encabeza Marine Le Pen y su Agrupación Nacional (RN) y muy por debajo a la coalición de izquierdas y, finalmente, el tercer puesto a la formación centrista que lidera el presidente Emmanuel Macron.
Pese a las preferencias a la ultraderecha francesa, se prevé que obtengan la mayoría simple, más no la mayoría absoluta, por lo que tendrían que buscar concesiones con la oposición, un escenario imposible de suceder.
Los partidos de la coalición de izquierdas ya han anticipado que en la segunda vuelta pedirán el voto para el candidato que tenga más posibilidades de impedir la elección de los designados por la RN o sus aliados.
Aunque formalmente es el presidente de la República quien nombra al primer ministro que luego forma su Gobierno, la composición de la Asamblea Nacional que salga de estos comicios limitará mucho su margen de maniobra.
Si como anticipan las encuestas Emmanuel Macron deja de tener mayoría en la cámara (desde las últimas elecciones de 2022 disponía de una mayoría simple, no absoluta), habrá de nombrar a un primer ministro que pueda obtener el respaldo de la Asamblea Nacional, ya que el Gobierno responde ante la cámara de diputados.
Es decir, que para que salgan adelante los proyectos del Ejecutivo necesitan el voto mayoritario de los diputados, que además pueden tumbar al Gobierno con una moción de censura no constructiva, sin constituir un gabinete alternativo con respaldo de la cámara.
El candidato a primer ministro de RN, Jordan Bardella, ha insistido en los últimos días en que no formará Gobierno salvo que los electores le den una mayoría absoluta en la cámara (289 diputados como mínimo) ya que en caso contrario no podría aplicar su programa porque da por hecho que ninguno de los grupos de oposición le darían apoyo.
BLOQUEO POR UN AÑO
Eso significa que si no hay mayoría absoluta para ninguno de los tres grandes bloques, que son RN con sus aliados de derechas, la izquierda y los macronistas, conformados por los partidos centristas, se abre el escenario de un bloqueo político.
Una parálisis que, a menos de que se constituyera un Ejecutivo dirigido por una personalidad independiente de consenso (algo que sería inédito en Francia) correría el riesgo de durar, ya que el presidente de la República no puede volver a convocar elecciones legislativas en un año.
Por lo que se refiere a este segundo y último mandato de Macron, termina en 2027 de forma que si su grupo pierde las elecciones lo normal sería que se iniciara una etapa de cohabitación con un Gobierno de diferente color político.
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El jefe del Estado, más allá de algunas prerrogativas exclusivas como la posibilidad de someter un proyecto de ley a referéndum o actuar como garante de las instituciones, tiene competencias en el terreno de los asuntos exteriores y de la defensa, pero que debe compartir con el Gobierno, que es el que en última instancia controla la caja a través del presupuesto.
Así por ejemplo, en la cohabitación que hubo entre 1997 y 2002 entre el presidente conservador, Jacques Chirac, y el Gobierno de izquierdas del primer ministro socialista Lionel Jospin, ambos estaban en representación de Francia en las cumbres europeas.