PARÍS. Los incendios forestales en el verano del hemisferio norte provocaron un récord de emisiones de CO2 en julio y agosto de 2021, según un informe del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera europeo Copernicus, unos fuegos agravados por el calentamiento global.
Copernicus, financiado por la UE, afirma que en el mes de julio se batió un primer récord de mil 258.8 megatoneladas de CO2 liberadas a la atmósfera por los incendios en el planeta (la mitad procedentes de América del Norte y Siberia). En agosto, se volvió a batir el récord con mil 384.6 megatoneladas.
➡️ Aumentan desastres naturales por crisis climática desde 2019
La temporada de incendios en el hemisferio va de mayo a octubre con sus picos en julio y agosto. Las regiones más afectadas fueron la cuenca mediterránea, bajo importantes olas de calor, Siberia y Norteamérica, donde el incendio denominado Dixie, en California, fue uno de los más graves. Para el científico Mark Parrington, de Copernicus, es alarmante "el número de incendios, el área quemada, su intensidad y su persistencia".
Se trata de un fenómeno agravado por condiciones climáticas más secas y cálidas, "a consecuencia del calentamiento global", añade, y pone como ejemplo los incendios del noreste de Siberia, que se extendieron de junio a agosto.
"El cambio climático está creando entornos ideales para los incendios forestales", con fuegos más intensos y que se desarrollan más rápido, resalta Parrington.
En el caso de Siberia, el aumento de las temperaturas y la sequedad del suelo están detrás del récord de emisiones de CO2 entre junio y agosto, el doble que en 2020, con un pico registrado el 3 de agosto.
En el Ártico, las llamas provocaron 66 megatoneladas de emisiones de CO2 entre junio y agosto de 2021.
Los científicos del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copernicus siguen casi en directo la evolución de la atmósfera gracias a satélites, y pueden así estimar el impacto de las emisiones en la contaminación del aire.
Por otro lado, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEE) informó que las partículas finas, ozono y óxidos de nitrógeno continúan envenenando el aire en Europa, a menudo superando los límites aconsejables, pese a leves mejoras.
La Organización Mundial de la Salud, cuyos niveles en vigor desde 2005 son más estrictos que los de la Unión Europea (UE), debe presentar nuevas normas de refuerzo de la calidad del aire.
"El incumplimiento de las normas es aún frecuente en la UE", señaló la AEE en su informe basado sobre datos finales de 2019 y preliminares de 2020, cuando el confinamiento tuvo efectos positivos sobre el aire.
La contaminación por ozono es la más frecuente, con niveles anuales superados en 24 países europeos, de los que 19 Estados son miembros del bloque europeo de los 35 analizados.