La Conferencia Episcopal francesa anunció este lunes que se deshará de parte de sus bienes y que si es necesario pedirá un crédito para indemnizar a las víctimas de pederastia en su seno.
Los obispos franceses no precisaron la cuantía total que estiman necesaria, pero aseguraron que esa cifra será financiada con sus propios fondos y no con donaciones de los fieles que se dedican ya a otras misiones.
El fondo, al que los obispos habían empezado a transferir parte de sus cotizaciones, había sido decidido en su asamblea plenaria de marzo y estaba operativo desde principios de octubre, pero la magnitud del problema les hizo hoy admitir que deben recurrir a otras fuentes.
El presidente de la Conferencia Episcopal, Éric de Moulins-Beaufort, dijo que las diócesis harán un inventario para saber qué bienes hay disponibles y añadió que usarán además sus "reservas".
Ese compromiso fue acordado en la clausura de su asamblea plenaria, iniciada el martes pasado en Lourdes y que centró el grueso de su agenda en las víctimas de pederastia, después de que una comisión independiente cifrara en octubre en más de 216 mil los casos desde 1950.
Los obispos también decidieron la creación de nueve grupos de trabajo, dedicados entre otros a analizar las causas de la violencia sexual en el seno de la Iglesia, y pidieron al papa el envío de un equipo que les ayude a abordar la protección de los menores.
La Conferencia se clausuró además con la decisión de efectuar una auditoría externa de las células de escucha de las víctimas, la creación de un tribunal canónico nacional que entrará en funciones en abril de 2022 y la firma de un protocolo de actuación con las fiscalías locales.
"Se ha cometido mucho daño y debe ser asumido para liberar a los que lo han sufrido y a nuestra Iglesia", añadió De Moulins-Beaufort, que apuntó que habrá una asamblea extraordinaria en junio para analizar los avances registrados hasta entonces.
PIDEN AYUDA DEL PAPA
Los obispos franceses anunciaron también que han decidido pedir al Papa que los ayude a examinar el tratamiento dado a las víctimas de agresiones sexuales en la Iglesia y avanzaron en la creación de grupos de trabajo que contribuyan a renovar su gobernanza local y nacional.
La asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal, celebrada desde el pasado martes en Lourdes y clausurada con el discurso de su presidente, entonó de nuevo el mea culpa por los casos de pederastia registrados y mostró su voluntad de avanzar con prácticas renovadas.
"No estamos formados como investigadores, fiscales o jueces de instrucción. (...) El perdón de Dios no puede servir de pretexto para escapar a la justicia de los hombres. Salimos ganando si nos ponemos a disposición con confianza de los servicios judiciales y policiales de nuestro país", agregó De Moulins-Beaufort.
Si se tienen en cuenta los abusos perpetrados por laicos que trabajaban en ámbitos religiosos, ese número se eleva hasta los 330 mil.
El pasado viernes, los obispos reconocieron la responsabilidad institucional de la Iglesia Católica en esas prácticas, y este lunes subrayaron que se han visto obligados a constatar que "se cometían actos de violencia y de agresiones sexuales sobre menores en proporciones aterradoras".
De Moulins-Beaufort agregó que el trabajo emprendido continuará hasta la primavera de 2023, con un encuentro entonces en que se evaluará lo conseguido y se "transformará en decisiones lo que deba cambiarse".
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