El primer ministro japonés Shinzo Abe extendió este lunes hasta finales de mayo el estado de emergencia en el país por la pandemia de coronavirus, luego de que responsables gubernamentales advirtiesen que era demasiado pronto para flexibilizar las restricciones.
"Extenderé hasta el 31 de mayo el periodo del estado de emergencia que declaré el 7 de abril. El área cubierta es todas las prefecturas de la nación", dijo Abe tras una reunión para analizar la medida.
El 7 de abril, el primer ministro japonés instauró el estado de emergencia en Tokio y seis regiones más y luego lo extendió a todo el país.
El ministro a cargo de la lucha contra la epidemia, Yasutoshi Nishimura, había estimado que era demasiado pronto para poner fin a esa medida.
"El número de nuevos casos disminuyó pero desgraciadamente esto no ha alcanzado los niveles necesarios", declaró Nishimura durante un reunión de un grupo de expertos que aconseja al gobierno.
"El sector de la salud está bao presión, necesitamos la cooperación de la población", agregó.
El primer ministro dejó de todos modos la puerta abierta para que el estado de emergencia sea levantado antes de fin de mes luego de un revisión de la situación prevista alrededor del 14 de mayo en todas las regiones.
Hospitales bajo presión
El estado de emergencia en Japón es menos exigente que en algunos países de Europa y estados de Estados Unidos.
Permite al gobierno exhortar a los habitantes a quedarse confinados y a cerrar comercios. En cambio no permite imponer restricciones a la circulación de las personas y no prevé ninguna sanción.
Japón, con 126 millones de habitantes, registra desde el comienzo de la pandemia más de 15.000 enfermos de covid-19, de los cuales 510 fallecieron.
Las asociaciones de médicos advierten que los hospitales podrían verse dentro de poco desbordados por el avance de la pandemia.
El número de camas de cuidados intensivos en Japón es de 6.500, cinco por cada 100.000 habitantes, menos de la mita de la tasa de Italia, indicó la Sociedad Japonesa de Medicina Intensiva.
Se han tomado medidas para aliviar la presión sobre el sistema sanitario, como la instalación en hoteles de pacientes que sufren síntomas leves por el coronavirus.
El gobierno también anunció que aumentaba la capacidad de realizar tests, pero sigue siendo criticado por el número relativamente bajo de exámenes de detección, en particular por los criterios restrictivos que adopta.
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